lunes, 7 de junio de 2010

82º paso en el búnker




El Viernes fue el primer ministro húngaro, hoy ha sido el cara ensaladera de Camerón. LLegan y dicen que los anteriores han manipulado los números y que las cosas están peor de lo que parece. En primer lugar, están peor de lo que queréis que parezca, y en segundo lugar, ya sabemos que todos los países están haciendo trampas, que las empresas y los bancos están maquillando o escondiendo la basura de sus balances. Que no vengan rasgándose las vestiduras. Supongo que cuando llega el nuevo, toca decir la verdad durante media hora. Mañana a seguir enredando las cuentas mientras la noria siga dando vueltas, que ya queda menos. Por cierto, si Alemania hace los recortes que ha anunciado Merkel, qué no verán nuestros ojos en la cerda España?

2 comentarios:

Interruptor dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Interruptor dijo...

Todos los países están peor de lo que dicen (España no es una excepción), y veremos rodar unas cuantas cabezas, y veremos quebrar a alguno más.

En nuestra cerda España veremos muchos recortes más, porque no se trata de reducir el sueldo a los funcionarios, se trata de reducir el número de personas que viven a cuenta del estado, y no son solo funcionarios, la mitad de los cuales deberían estar en “plazas a extinguir”, sino que todas la empresas constituidas como SA pero que viven de los presupuestos (como TVE) que no se consideran funcionarios, también tienen que reducir el número de empleados o privatizarse. Todos los cargos políticos (desde los ministros a los miles de asesores) también chupan del bote de las arcas públicas y también tienen que reducirse de forma urgente. Y por supuesto, las administraciones autonómicas que son un agujero sin fondo por el que nuestro dinero se pierde por millones.

Veremos muchas reformas pero esperemos que, además de tijeretazos, veamos alguna medida encaminada a reactivar la economía, porque está bien dejar de vaciar la hucha tan rápido, pero si no la llenas, al final se vacía igual.

¡Dios mío, lo que nos queda por ver!