martes, 23 de noviembre de 2010

126º paso en el búnker




Me importan un pimiento las elecciones en Cataluña de este domingo por dos razones funamentales: porque no creo en la capacidad catártica de unas urnas a las que sólo se acercan los fanáticos de secta o los ilusos que todavían compran mercancía averiada, y porque mi interés por los asuntos internos de otras naciones es limitado. Pero reconozco que sería interesante un cambio de caras en el poder, pues no serán tan idiotas de comerse el marrón de unas cuentas maquilladas. Al igual que ocurrió en Hungría, o en Inglaterra o en Grecia, los nuevos tienden a levantar las alfombras antes de volverlas a colocar en su sitio, aunque Cataluña is different, y su oasis suele prevalecer sobre la lógica.

Las urnas ya no me sirven como castigo a una clase política tumoral. Sería necesario al menos una sentencia judicial que los inhabilite para cargo público para los próximos cincuenta años, porque suelen tener la fea costumbre de volver y volver, al estilo Rubalcaba.

Todos los gobiernos, sin excepción, son conservadores. Quieren conservar un sistema que les ha aupado al poder, y para ello serán capaces de permitir la caída de todo y de todos negando la propia realidad. Para cuando la gente quiera reaccionar, será tarde. La gente también es conservadora, hasta los mendigos piensan que si se mueven las cosas pueden ir a peor. Es lo que hay.

1 comentario:

Interruptor dijo...

A mí, las elecciones catalanas me aburren bastante. Incluso con la de Mairena y la actriz porno se me hace tedioso y cansino todo el asunto. Candidatos aburridos, los aburridos programas de siempre, los discursos aburridos, todo aburrido. Incluso el cambio del partido de fútbol al lunes me resulta fastidioso, porque lo bueno de esos partidos que todo el mundo quiere ver es que los que no nos gusta el fútbol podemos ir a cenar a cualquier sitio que siempre hay mesas libres.

Tedio, aburrimiento, cansancio… ¡buffff!