martes, 21 de febrero de 2012

164º paso en el búnker



El martes pasado, 14 de Febrero, en el centro penitenciario de Comayagua se produjo una tragedia o acto muy humano con el resultado de casi 400 muertos por un incendio que acabará siendo espontáneo o culpa de lo imponderable (al tiempo). El caso es que el amigo David Morán, interpelado por mí, me escribe desde Tegucigalpa dejando entrever el ánimo que corre por la sociedad hondureña.

"Respondo a tu pregunta. Pasa que los catrachos, o no queremos aprender de nuestros errores, o nos importa un bledo nuestro país. Y con ello me refiero al corrupto y narcótico aparato estatal manejado por la clase política y demás esferas de poder corporativas, legítimas u oficiosamente intrusas. Los diarios locales a veces están llenos de mucha especulación o verdades a medias más que la mera realidad. Me refiero con esto a qué pudo causar semejante masacre (si no es genocidio) Vaya a saber quién diablos es el sociópata capaz de semejante barbarie. El resto de la población se angustia o, como dice el señor Juan Planas, se unta en los ojos “el bálsamo de la indiferencia”.

Uno se siente impotente cuando escucha en la calle frente a tu casa que están asaltando al vecino cuatro tipos bien armados con AK-47, lo encañonan junto a la pequeña hija, todo para robarle su carro, mientras al resto de los vecinos sólo nos toca gritar, acudir a la autoridad competente sin ninguna garantía. Y nos preguntarnos, también, si los asaltantes serán miembros de la policía. Con eso te lo digo todo.

A veces no encuentro la razón de haber nacido en este loco país, lo peor es que uno queda impregnado de la cultura. Sólo cuando estás con extranjeros esto se nota. Y si se lo debo al azar no me extraña, porque a mí las loterías jamás me han favorecido, fíjate.

Un saludo desde la nueva Irak.

David.

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