viernes, 30 de marzo de 2012

180º paso en el búnker


Esta semana santa me quedo sin vacaciones (otra vez) por razones familiares y económicas. Tengo comprobado que la realidad alcanza a unos antes que a otros. Por eso no me sorprende tanto ver cómo miles de personas aún salen a la calle a reivindicar lo que denominan "sus derechos". Otros, considerábamos que había que haber dado la batallla hace unos cuatro o cinco años. Hoy ya es tarde. Ayer ya era tarde. Vivimos en un país en quiebra, sin eufemismos. ¿Qué derechos tiene un país en quiebra? Pues que yo sepa, solo tiene obligaciones. Y muchas, si quiere que no le traten como un apestado y le presten el dinero para que cada mañana ponga las aceras en las que protestar. España es por tradición, cainita. Muchos juegan a las dos españas (o dos sorayas) cuando en realidad no queda ninguna. Una confrontación se acaba cuando al menos uno de los dos bandos es derrotado. Cuando un matón te viene de cara, has de apearte cuanto antes de los argumentos y liarte a hostias, porque el que queda en pié se lleva la razón como trofeo. Puedes pensar que es una involución humana. Es cierto, pero ése es otro mito que ha caído con esta crisis de varias caras: la evolución no sigue una línea recta ni indefinidamente ascendente. Hay parones y retrocesos, incluso desvaríos. Suelo decir que la razón no es razón suficiente. Eso lo saben bien quienes han tenido que toparse con sicarios pendencieros. Algunos, amamantados por el presupuesto general del Estado. No es momento de analizar las causas de esta crisis ni de buscar culpables. Hemos tenido tiempo de eso y lo hemos desperdiciado. Ahora solo importan las consecuencias. Una de ellas es que mi aspiración en la sociedad en la que vivo es meramente de subsistencia. Quizá sea que mis sueños gatean en vez de volar, quizá sea que el escepticismo ha calado hasta donde se fabrican las esperanzas. Esa luz que entra por el ventanuco no da calor, es un simulacro para quien está encerrado, una promesa incumplida de otro mundo. Mientras los días estén hechos de carne y hueso, mi mente conoce su deber, su trabajo, su celda. Vuelvo al principio: la realidad alcanza a unos antes que a otros. Pero al final alcanza a todos, y en ocasiones, pasa por encima.

6 comentarios:

César dijo...

Leo su sentir, D. Luis, con la misma tristeza que me invade, día sí y día también, al contemplar en qué nos hemos convertido.

Tbo dijo...

Aprovecho tu escrito para dejar un par de frases. Creo que las dos primeras frases son de Benjamin Franklin y la última de P. Coello.

"Si quieres conocer el verdadero valor del dinero, pídelo prestado".

La otra... "Es mejor acostarse sin cenar, que levantarte con deudas".

y la última..

"Si la aventura te parece arriesgada, prueba la rutina, puede ser mortal".

También estoy en el bunker y por lo que veo, hoy jueves santo, las procesiones pasadas por agua.

Un abrazo, no desesperes que nos tenemos que ir de vacaciones y colgar la foto de los daikiris en Facebok, para regodearnos un poco, ¿te apuntas?.

Luis Amézaga dijo...

Algún día, algún día, tbo.

Sartine dijo...

Buen desahogo querido, falta que nos hace

Anita Noire dijo...

Cuanta razón, en tan pocas líneas.

Luis Amézaga dijo...

Juan, este búnker es eso: un desahogo.

Anita, un saludo.