martes, 6 de marzo de 2012

170º paso en el búnker



La genialidad rizada de la fregona
dibuja pentagramas en un cráneo hecho a compás
con el riguroso taladro de la mirada.

Y el cuello con sus alas anchas
almidona el tiempo
de los límites
que se repiten en un libreto con bailarinas escuálidas,
blancas y negras
porque no hay racismo en el sonido del misterio.

Con sombra aceitosa en los oídos
aún puedes rescatar las mariposas del fuego.
Fusta en el lomo
cuando la criatura está creando
no responde,
ensaya perspectivas de la nada
y aguanta la respiración hasta un morado natural.

El entusiasmo hay que pensarlo
para que perduren sus efectos
sobre un auditorio que exige
subir a la última planta de la emoción.

Aprieta los dientes
apuntala los párpados
recuerda que aumenta la intensidad de las luces
cuando se olvida el nombre propio.

Hace frío
O lo parece.
El instrumento espera
al albornoz del hombre elegido
de nombre Ludwig Van Beethoven.


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