miércoles, 2 de mayo de 2012

190º paso en el búnker.


El forastero no imaginó que aquel encierro voluntario al que llamamos bar, pudiera resultar una encerrona para él. Por suerte, la moneda cayó de cara y todo quedó en un amago.



1 comentario:

César dijo...

El escenario se hizo real en mi mente mientras leía su relato, D. Luis. Para expresarlo más gráficamente, ha sido como sentarse a ver un corto. Uno de los buenos.