jueves, 28 de noviembre de 2013

238º paso en el búnker.


"La relación" está dividido en capítulos, pequeños ensayos que pueden leerse de forma individual, aunque sería aconsejable hincarle el diente a la pieza entera y por su orden porque mantiene un tono de esfuerzo que es muy aconsejable para los músculos. Parece que el autor guarda siempre un pensamiento sorpresa para la siguiente línea, un pensamiento que calla, o que te deja mudo, un pensamiento que te insta a seguir leyendo hasta que descubras la llave que abre todas las puertas. En este lado de la galaxia se escribe así. Por ejemplo, si ustedes discuten si en España la gente es en su mayoría o no de confesión católica, el autor le abofeteará afirmando que el catolicismo es España y lo explica. De Buñol al cielo.

            Con el libro "La relación" creo que he superado mi récord de lectura delante de la pantalla: más de setenta páginas de tirón. Y el resto en la siguiente tanda. Y es que cuando acababa de leer un párrafo o un capítulo en el que me había visto interpelado, en el que se me exigía reflexión y autocrítica, de manera masoquista buscaba más, como si la exigencia se quisiera superar a sí misma. Tengan cuidado, porque si dan de comer al espíritu, éste se vuelve insaciable. No hay frivolidad en este trabajo, ni una sola línea inconsistente. Hay una guerra cruenta y se desarrolla en el campo del lenguaje. Perded la guerra del lenguaje y os habréis perdido para siempre. Sí hay anécdota, que nace del conocimiento y la experiencia individual para subirse a la noria universal. No por casualidad uno de los capítulos está encabezado así: "Pensar localmente para influir globalmente". Pero sobre todo hay cavilación, preocupación y advertencia de un hombre comprometido con la inteligencia, que transmite la Cultura para desarmar a las modas y a las culturas de todo a cien, que escribe en voz alta sobre asuntos que no son desechables ni caducan. ¿Se puede disfrutar con un texto denso y exigente? No lo duden, se disfruta mucho más que con un texto insustancial. Pero si ustedes prefieren la felicidad de los que asumen unas opiniones allá por la juventud y no piensan cambiarlas aunque reviente el mundo por sus cuatro costados, aún están a tiempo de huir de este libro. Sus referencias históricas traídas a la orilla de la actualidad, pueden hacer que se les atragante la cerveza: " Es que en Roma había esclavos: sí; que acababan la jornada laboral a mediodía, y luego los había que desarrollaban sus artes: sea alfarero o zapatero, o tejedor o lo que fuera, y se emancipaban: también los había que se pasaban la tarde protestando contra la esclavitud en las tabernӕ, y claro, nunca se emancipaban..."

            "La relación" sabe a crónica: de un país, de una generación, de una cultura, de un futuro que ha de seleccionar lo que hemos ido dejando atrás por desidia, insensatez o estulticia. "Un presente continuo", eso es.

            Cada paso de este libro da para una conversación, para una discusión si hace falta, por qué no. Si ustedes quieren discrepar del autor, harán muy bien, sólo les pido que lo lean con atención y dediquen al menos la mitad de tiempo que él a reflexionar sobre las ideas bien armadas y datadas con las que se encuentren. Es lo menos.

            Para acabar mis primeras impresiones (da para mucho más), en el capítulo "mañana de carnaval", Ignacio Tomás opta por esta declaración que suscribo: " ...que España viva sin tanta ostentación ni apariencia ni estupidez, pero con más alegría."  "Orfeo debe rescatar a Eurídice y tocar su canción, porque si no cantas el sol probablemente no saldrá, y los españoles necesitamos volver a la alegría, salir de la oscuridad."

Ahora mismo, incitado por las muchas citas en el texto sobre el personaje, me voy a escuchar a Paco de Lucía.

A continuación podéis encontrar el enlace a esta magnífica lectura prenavideña que no caducará en Enero.


lunes, 11 de noviembre de 2013

237º paso en el búnker.


El último libro de David Morán, publicado por la Revista Groenlandia.

Ilustraciones de Felipe Solano.

Prólogo de Israel Álvarez.

Epílogo de Luis Amézaga.

Directora de todo el tinglado: Ana  Patricia Moya.

Aquí dejo una delicatessen del libro:

"Pese al esfuerzo dado a ciegas
seré el misil ante el cual sucumbió Goliat
más nunca, quizá,
el monarca de mi propia existencia".


Tres enlaces distintos para su lectura completa:

"La Guerra Ajena" de David Morán.

"La Guerra Ajena" de David Morán

"La Guerra Ajena" de David Morán

viernes, 8 de noviembre de 2013

236º paso en el búnker.


Deja que te despegue,
que nuestros protones y neutrones se comuniquen
a la manera en que interactúan las cosas pequeñas.

El amor, en su versión de renuncia, favorece la cohesión entre cuerpos impenetrables.