miércoles, 26 de abril de 2017

Aleteo.



            No me gustan las mariposas, se dan demasiada importancia con sus colores de Photoshop en erráticos viajes al país de las maravillas. No me gustan porque sospecho que se pasan el carné de vuelo unas a otras para mantenernos hipnotizados en la levedad de la belleza. No me gustan porque no puedo acudir a su entierro. Dónde dejan de mover las alas. Dónde tienen su cementerio las mariposas. Dónde puedo ir a congratularme con su descanso último. Parece que conocen caminos inexplorados entre los arbustos, que se pierden en un limbo de viento. No me extraña que algunos se dediquen a cazarlas y clavarles alfileres. Se merecen esa sañuda lección.


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