martes, 2 de abril de 2013

221º paso en el búnker.



He acabado de leer "Manzana de vaho" de Juan Manuel Uría. He encontrado poesía reflexiva en primera persona, involucrándose por entero como fruto maduro que ya es. Su aliento transmite fuerza en el presente: "todo dura lo que dura el instante". Prosa poética, en ocasiones apenas una frase que dibuja un universo sugerido a breves pinceladas. Un escritor que de forma honesta duda y se replantea el hecho de escribir, crítico con el oficio: "Escribir es sustituir. Lo sabes". Y es que el silencio es el gran imán que atrae a cualquier escritor, también a Juan Manuel Uría. El silencio como objetivo. Como si escribir siempre fuera la demostración de un fracaso no del todo reconocido. El silencio que se encuentra en la lectura y no en la escritura. En "Manzana de vaho" también afloran los encuentros sencillos, las escenas rendidas, la infancia que se esfuma entre los dedos como niebla. Y fe, sí; una fe tan poderosa como el aguante de un puente en medio de la riada. Un puente de equilibrios entre la vida y la literatura que se van dejando paso para visitar la orilla contraria. En este libro descubrirán a un autor de "voluntad firme y página libre", "fiel al terco loco" y un poeta que hace poesía incluso en los espacios en blanco de un poema, estremeciéndose y estremeciendo mientras mira el crecimiento de un árbol. Recomiendo esta lectura y afrontar con valentía sus efectos.

sábado, 16 de marzo de 2013

220º paso en el búnker.




Tiene la puerta blindada de óxido, la manilla rota y su universo en contracción evidente. Al otro lado de su apuntalado maxilar, la buhardilla adecentada con pasos lentos acaba  en un ventanuco que sonríe a un largo callejón de moribundos sin nombre que la noche aborta como si no fueran suyos. Preside el lugar una cama de hierro sollozante, un trono de insomnios con patas cojas, la almohada con durezas irregulares, embozados los pies en escalofríos húmedos. Los ratones se mueven con prisa, pero con la confianza de que nadie los expulsará de ese territorio desnaturalizado. Solo un niño con espíritu de paladín intrépido se columpiará en lo que para él todo es misterio. La soledad es su atracción y su reto. En la buhardilla los rostros que las formas irregulares insinúan, tienen vida demorada y el cielo parece un cobijo negligente para ellas. A esa primera edad el tiempo no significa nada, y las horas son vidas completas. La ficción del hombre adulto habrá de regresar a esos momentos de su biografía si quiere alimentarse de lo que no caduca.


martes, 12 de marzo de 2013

219º paso en el búnker


Si aún creyese en la enseñanza reglada, sugeriría que se impartiera a los chavales una clase de educación vital que consista en algo tan básico como aprender a construir sus biografías sobre una insoslayable base de realismo; que ejerciten su pensamiento, exploren la meditación e indaguen sobre proyectos y aspiraciones a partir de dos elementos: una certeza y una incertidumbre. Sin la asunción mental de estos dos elementos, cualquier planteamiento de vida será tan frágil como falso. La certeza es que como individuos vamos a morir, a desaparecer, a extinguirnos. La incertidumbre es que no sabemos en qué momento se materializará esa certeza. 

Con ambas columnas bien asentadas, sus objetivos personales mostrarían una acentuada visión de trascendencia dirigida a preservar aquello que nos da consistencia y continuidad como especie, frente a los intereses siempre caducos de cada particular. 


Cuando me pongo campanudo sé que he de cambiar la dieta para no implosionar. 


miércoles, 6 de marzo de 2013

218º paso en el búnker


* Aunque todos estén equivocados, juntos tienen razón. Ese es el poder que se adjudica a la revolución.


* En la revolución la gente se vigila sin fiarse del miedo ajeno, tan impredecible.


* El líder de la revolución solo usará la inteligencia como último recurso. No quiere abusar.


* En la revolución la gente del pueblo termina regresando a sus quehaceres, a su vida. Son los miembros de la asamblea, los dirigentes ideológicos que se jugaron todo a una carta, los que no tienen dónde volver y necesitan prolongar su apuesta.


* La revolución respeta en público al obrero y campesino. En privado los considera imbéciles bienintencionados a quienes hay que dirigir por su propio bien.


* La revolución no acepta la muerte natural de su líder, solo el martirio con vocación de permanecer.


* La acción precisa de voluntad. La revolución solo de entusiasmo.


* Si otorgas un halo divino a un dirigente de la revolución, tendrás que convertirte en el hijo de dios para sucederle.


* Un pueblo que se siente huérfano es un pueblo inMaduro.


* Por la tendencia al mito, en la revolución el líder defiende mejor sus ideas muerto que vivo.


* La muerte es la única patria que hace iguales a todos los hombres.


* Para la revolución, el pueblo es un solo cuerpo que no hay que tener miedo a amputar llegado el caso.


* En la revolución todos son iguales, pero se necesita que alguien suba a la tarima a hablar. Y el suelo de la tarima es muy inestable.


* A los batasunos el comandante siempre les pareció blandito. Lo digo por si alguien quiere mirar la viga en ojo propio.


A la Revolución se le da bien pasar por la piedra a las cabezas visibles del antiguo régimen, pero enseguida surgen nuevos referentes muy parecidos a los viejos. 


La revolución al desnudo. Qué revolución. Cualquiera. ¿Acaso no son todas la misma?


* La revolución promete pan incluso a quien no se lo gana. Por eso triunfa la revolución y escasea el pan.


* Por mi parte, solo respaldo la revolución que no aspira al poder, la revolución inútil, lúdica; la revolución de los arcenes.


viernes, 1 de marzo de 2013

217º paso en el búnker.


Publicado en la revista Agitadoras.


Querida amiga:

Desde que te conozco has calificado de sublime un montón de edificios, paisajes, puestas de sol, personas, escenas de teatro, libros, anuncios, cuadros, espectáculos callejeros de acrobacia, y hasta unas patatas con chorizo en casa paco te parecieron sublimes. Al principio, me desarmabas gracias a tu melena en libertad condicional y esa sonrisa azul que la genética perfiló certeramente en tu cara. Esos dones, junto a mi dosis de encoñamiento de cuarentón desesperado, fueron suficientes para que cualquier cosa que dijeras pareciera encantadora. Incluso ese jodido mantra adjetivado que te llevaba al éxtasis en medio de un atasco en la carretera La Coruña al escuchar una simple canción de radio tres en tu teléfono inteligente. Lo hermoso tiene fecha de caducidad, tiene su invierno, cruelmente estético por la vocación al declive. El tiempo ensancha el cariño y resalta los defectos hasta hacerlos incompatibles con los derechos humanos más básicos. Así que como vuelvas a decir que algo es sublime, me como los mocos a cucharones, escupo hacia dentro y te dejo plantada en medio de cualquier sitio en dirección a cualquier lugar. Con todo el cariño.

sábado, 9 de febrero de 2013

216º paso en el búnker




Creo recordar que fue a punto de cumplir los treinta cuando cambié las copas nocturnas del sábado por madrugarme los domingos para embaular un desayuno variopinto con sólidos y líquidos que saciaran mi apetito para el resto del día, y todo él aderezado con la lectura de una prensa cada vez más enconada que hasta el día de hoy extiendo sobre la mesa como un mapa de operaciones militares. Supongo que ésa es la frontera entre la juventud y lo otro que no me atrevo a denominar madurez. Esa edad que prorroga con más o menos éxito las obras completas de una vejez donde sujetar la orina ya será una gesta reseñable. Las costumbres cambian porque cuerpo y mente se cansan con aquellos excesos que antes eran el combustible necesario para funcionar. Las costumbres hacen a los hombres sin que estos se den cuenta. Qué gran poder tienen las rutinas, los ritos, las formas. Cuando la genialidad duerme - y todos sabemos que es dama de largas siestas -, nos quedamos desnudos ante las cámaras y nuestra reacción viene dada por la querencia que hemos trabajado sistemáticamente. Cuánta ternura inspira la pequeñez, lo sencillo, lo emocionalmente directo. Ante lo inmaterial de la gracia, una criatura solo puede hacer presentes materiales. Imagino que alguien nos consideraría, desde una postura altanera que bien podemos reconocer, como entrañables mascotas. 

sábado, 2 de febrero de 2013

215º paso en el búnker.



Venir al blog es como un retiro espiritual y físico, como irse de ermitaño cibernético para que nadie te lea y poder escribir lo que te salga del prepucio. Las redes sociales están hechas de frágil ingenio, con apenas unos segundos antes de que caduque, donde lanzas una pelota con la idea de que alguna pared con cara estúpida la rebote a sus amigos y seguidores hasta el infinito. Un día, con las legañas colgando por las rodillas te encuentras que esa pelota viajera ha vuelto a tu habitación sin ventilar, y piensas qué pequeño es este mundo que no conoces mas que por referencias.  

Venir al blog es como visitar un viejo amigo que ha perdido la memoria, la cabeza y la esperanza. Un amigo que sonríe cuando le dices tu nombre, pero que no significa ya nada para él. Escribo aquí porque no se acaba la tinta indeleble de esta página de mentira. Y sé que no necesito ser coherente en este espacio, que nadie dará réplica a la locura por temor a ser tachado de loco. 

Vengo al blog a tomar el sol, a recibir la luz de la pantalla que ilumina y no calienta como el sol de invierno. Vengo porque este jodido sábado se ha torcido, porque la programada cita se ha interrumpido antes de tiempo por culpa de la culpa. Y ahora debería confesarme, pero si lo hago nada me quedará por decir y tengo intención de marear a las perdices con mis historias. 

Vengo al blog porque tú te has ido, porque no vas a volver, porque sabes que nada dejas atrás, porque yo no tengo fe suficiente en la vida como para embarcarte conmigo, porque me aburro de escucharme y callo cuando no debo.

Vengo al blog porque no tengo dónde ir. 

domingo, 27 de enero de 2013

214º paso en el búnker.



Una creación planificada o una evolución prolongada y tortuosa, no pueden equivocarse, ni veo a nadie capaz de enmendarles la plana con un argumento de Wassap. Veamos, somos criaturas con dos manos, solo con dos manos los más afortunados, y como todo el mundo sabe, en las reuniones sociales se necesita una de ellas para sostener la copa y la otra para el puro, o si eres fogoso pero antihumo, para dejarla caer sugerentemente sobre la rodilla de tu compañera. ¿Pero en qué manual viene que las manos han de estar de forma obligada enredando en las teclas de un jodido móvil? Estoy hasta los mismísimos cataplines y chispúm de que en cualquier acontecimiento que reúna a varias personas siempre haya unos cuantos que manoseen su aparato como si les fuera la vida en ello. Si dios y Darwin hubiesen querido que atendiésemos a esos cacharros con o sin motivo, descuidando la conversación con tus amigos presentes, nos habrían diseñado con al menos tres manos. Lo digo aquí, y lo llevaré a cabo sin dar más explicaciones la próxima vez que coincida con alguien que se ocupa de su smartphone sin que éste haya sonado con urgencia de ambulancia. Me levantaré y me iré, limpiando el polvo de mis zapatos. 

viernes, 28 de diciembre de 2012

213º paso en el búnker.


No entiendo a los escritores que se empeñan en destacar que el contenido de su libro nada tiene que ver con ellos, como si fueran capaces de crear partiendo de la Nada. Si el libro no tiene ninguna vinculación con su autor, no me interesa porque será falso e impostado de principio a fin. Quiero aclarar esto porque después de leer el poemario de Mercedes Parada Deu titulado "el amor y doce poemas rezagados" creo conocer un poco más a su autora. Sí, ella no se esconde entre las palabras. Al contrario, se muestra en su estilo elegante, en los giros de escritora incisiva, en su sinceridad en primera persona: "No tengo manos para expresar lo que quería...". Mercedes se muestra, quizá más de lo que haría en una conversación privada, porque eso es escribir; expresar mediante literatura lo que de otra forma no es posible o está fuera de lugar. Para eso queremos la ficción, o la poesía que busca joyas en los sótanos poco visitados. La autora en este recomendable libro entiende el amor junto al cuerpo, a través de él, desde él y hacia él. El cuerpo con sus funciones, con sus reglas. "Quiero deshojar mis muslos, rendirme y hacerme la muerta". "Salgo de mi boca y me meto en la tuya, pero este don no sirve para escribir".  Mercedes Parada Deu elabora un trayecto poético alrededor de los dibujos que ilustran el libro de mujeres que se estiran, se doblan, se adaptan al entorno con rostros hieráticos y algo inquietantes. Varias mujeres que son una. Y la autora forma parte de ellas con su constante alusión a la memoria, a los recuerdos, como si hubiera dejado atrás espacios sin completar por culpa de traslados abruptos y afectos inacabados.


"¡Hay tanta luz!", dice en uno de sus versos como sorprendiéndose del descubrimiento. Y es que este libro es luminoso. Con eso me quedaría, aunque quien quiera recibir impactos literarios, golpes al intelecto acomodaticio, los tendrá y de los que no se olvidan: "Somos hienas. Somos caras que comen caras, uñas sucias y sangre en el sobaco". Muchos son los ropajes con los que que se puede vestir un poemario como el que aquí tratamos. He escogido este discreto y elegante traje de chaqueta y pantalón, el que después de una segunda lectura, me apetece ensalzar. Es la obra de una escritora y dibujante con mirada fresca, con finura no carente de pegada que seduce y engancha según la vas leyendo y conociendo. Ha sido un placer.

Mercedes Para Deu, Taller de Creación. 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

212º paso en el búnker.


Este sitio seguirá teniendo sentido el 22 de Diciembre, un día después del fin del mundo. Porque este búnker está travestido de ironía y literatura, de amigos que nunca mueren y de mochilas cuyo peso se traslada con gusto. La gente no tiene miedo al fin del mundo, acaso todo lo contrario, a que no se acabe. El miedo es a la incertidumbre de una vida corrosiva y basada en el desgaste de los individuos en pos de un objetivo difuso. Necesitamos certidumbres, fechas exactas para organizarnos la agenda. Si es necesario nos las inventamos y las ponemos de referencia. Eso anima, y da la verdadera dimensión de nuestra efervescencia limitada en el tiempo. Una vez pase el enésimo fin del mundo, empezaremos a buscar otra cifra que rodear con un círculo en el calendario, y mientras tanto detectaremos señales bajo las piedras, en la actividad del Sol y en el mal de ojo que nos ha echado una vecina de pupilas carbonizadas. Necesitamos que llegue el desenlace a esta historia repetitiva. El peligro siempre acechará obligándonos a fortalecer las paredes de este búnker travestido. 

Mientras lo que no conocemos llega y nos coge cagando, leamos a los amigos y releamos nuestros propios escritos por si hemos cambiado desde la última vez que pasamos por el escáner de la palabra.

Lecturas obligadas para después del fin del mundo:

"Hasta los cuervos picotean las cerezas" de Jose Manuel Prado Antúnez.

"Comandante Compañera" de Ignacio Tomás.

"Manzana de vaho" de Juan Manuel Uría Iriarte.



"Amplia victoria de los traseros"  y "Versos en el desierto" de Jorge M. Molinero.

"El árbol de Teneré" de Juan Planas Bennásar.

"Memorias de una prostituta" de Anne Smith.

"Punto de Fisión" de Davis Torres.

"Breve Historia de Napoleón" de Juan Granados.

"Reloj de Arena" de David Morán y Luis Amézaga.

"Los pasos inciertos" de Kepa Murua.

"La Mitad de los Cristales" de Adolfo Marchena y Luis Amézaga.

"Irlanda" (reedición) de Espido Freire.

Los atractivos libros de la editorial Sloper.


lunes, 22 de octubre de 2012

lunes, 15 de octubre de 2012

210º paso en el búnker.


Lecciones que nos da una España en derribo:

- El desistimiento no da la tranquilidad.

- Hablando no se entiende la gente.

- No juro por imperativo legal todo lo que salga de los cojones a los iluminados.

- El dinero amansaba a las fieras.

- Los miembros del ejército de un país acomplejado solo son funcionarios preocupados por su nómina.

- La democracia que acoge a los totalitarios en su seno, se suicida.

- El terrorismo es muy útil para debilitar voluntades y hacer limpieza.

- Ríele las gracias a un idiota que llega al poder, y llorarás durante décadas.

- Hay dos tipos de ciudadano honrado: el que da el pelotazo y el indignado por no poder haber dado el pelotazo.

- El enemigo, sin excepciones, siempre en casa.

- No estudiar Historia porque no te gusta lo que ocurrió implica no tener futuro.

- Hay modas que llevan a modos irrespirables por falta de respeto.

- Si desmontas cualquier aparato, verás que al volverlo a montar te faltan o te sobran piezas.

- Cuando haces del dinero tu dios, asegúrate de que nunca te falte.

- Si desde el poder en quien has delegado no te protege, por qué has de mantener ese poder.

- Olvídate de la actualidad y vive el presente.

- De mayor quiero ser tertuliano y analista político. Ninguno de sus errores está penalizado.

- Si votas, te pasarás cuatro años botando; y si no, también.

jueves, 11 de octubre de 2012

209º paso en el búnker.


Para encarar el proyecto de escribir un nuevo libro debes desprenderte de tus escritos anteriores, haberlos enterrado y cumplido el período legítimo de luto.

Libros antepasados.

lunes, 10 de septiembre de 2012

208º paso en el búnker.


Escribí este poemario hace un tiempo. Está disponible en Amazon. Qué chaval de mi quinta no acumulaba canicas en una bolsa ganadas en el parque en duelos interminables.

"Escribo como si acunara tiempo
Espero que algo ocurra,
que alguien venga o se vaya,
que las circunstancias obliguen.
Si no me decido, no podré equivocarme".

jueves, 6 de septiembre de 2012

207º paso en el búnker.


Disponible durante tres días la descarga gratuita en Amazon del libro "El Caos de la Impresión". Aprovéchate de que el IVA de cero es cero.

"Escribo sobre putas puteras
de a 30 euros la mamada.
Sobre sus medias compongo carreras.

Me enamoro de su amor precocinado
harto ya del poeta crédulo
y sangro con la sangre de su izquierdo costado."