¿A qué llaman recuperación? Volver a lo de antes, a aquello que ha provocado la crisis. Mucho arremeter contra todo lo que se mueve, para acabar reivindicando el modo de operar de los últimos años; es decir, retroalimentación de esos dos tipos insaciables que son el crédito y el consumo tan dispuestos a comerse la boca el uno al otro. Para ese viaje no necesitábamos alforjas ni discursos preuniversitarios. El problema es que dicho sistema da claras señales de agotamiento, y si no se cambia el rumbo, la artificial recuperación lograda con inyecciones multimillonarias se travestirá en colapso en cualquier momento.
Pero ahora da gusto ver a ZP reivindicando el aumento de consumo, los créditos ICO, el PIB del primer trimestre o el maquillaje del paro. Verlo salir a tranquilizar a los mercados casi me conmueve, tanto como lo haría un invitado a la cena de los idiotas. ZP es tan idiota como François Pignon (contable chupatintas del ministerio de finanzas y aficionado a las construcciones a base de cerillas), pero todavía es más gafe y nos provoca más catástrofes que el personaje de esa conocida película. Pero lo tenemos merecido por haberlo invitado a la Moncloa. Hacía tanta gracia...
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