sábado, 16 de marzo de 2013

220º paso en el búnker.




Tiene la puerta blindada de óxido, la manilla rota y su universo en contracción evidente. Al otro lado de su apuntalado maxilar, la buhardilla adecentada con pasos lentos acaba  en un ventanuco que sonríe a un largo callejón de moribundos sin nombre que la noche aborta como si no fueran suyos. Preside el lugar una cama de hierro sollozante, un trono de insomnios con patas cojas, la almohada con durezas irregulares, embozados los pies en escalofríos húmedos. Los ratones se mueven con prisa, pero con la confianza de que nadie los expulsará de ese territorio desnaturalizado. Solo un niño con espíritu de paladín intrépido se columpiará en lo que para él todo es misterio. La soledad es su atracción y su reto. En la buhardilla los rostros que las formas irregulares insinúan, tienen vida demorada y el cielo parece un cobijo negligente para ellas. A esa primera edad el tiempo no significa nada, y las horas son vidas completas. La ficción del hombre adulto habrá de regresar a esos momentos de su biografía si quiere alimentarse de lo que no caduca.


martes, 12 de marzo de 2013

219º paso en el búnker


Si aún creyese en la enseñanza reglada, sugeriría que se impartiera a los chavales una clase de educación vital que consista en algo tan básico como aprender a construir sus biografías sobre una insoslayable base de realismo; que ejerciten su pensamiento, exploren la meditación e indaguen sobre proyectos y aspiraciones a partir de dos elementos: una certeza y una incertidumbre. Sin la asunción mental de estos dos elementos, cualquier planteamiento de vida será tan frágil como falso. La certeza es que como individuos vamos a morir, a desaparecer, a extinguirnos. La incertidumbre es que no sabemos en qué momento se materializará esa certeza. 

Con ambas columnas bien asentadas, sus objetivos personales mostrarían una acentuada visión de trascendencia dirigida a preservar aquello que nos da consistencia y continuidad como especie, frente a los intereses siempre caducos de cada particular. 


Cuando me pongo campanudo sé que he de cambiar la dieta para no implosionar. 


miércoles, 6 de marzo de 2013

218º paso en el búnker


* Aunque todos estén equivocados, juntos tienen razón. Ese es el poder que se adjudica a la revolución.


* En la revolución la gente se vigila sin fiarse del miedo ajeno, tan impredecible.


* El líder de la revolución solo usará la inteligencia como último recurso. No quiere abusar.


* En la revolución la gente del pueblo termina regresando a sus quehaceres, a su vida. Son los miembros de la asamblea, los dirigentes ideológicos que se jugaron todo a una carta, los que no tienen dónde volver y necesitan prolongar su apuesta.


* La revolución respeta en público al obrero y campesino. En privado los considera imbéciles bienintencionados a quienes hay que dirigir por su propio bien.


* La revolución no acepta la muerte natural de su líder, solo el martirio con vocación de permanecer.


* La acción precisa de voluntad. La revolución solo de entusiasmo.


* Si otorgas un halo divino a un dirigente de la revolución, tendrás que convertirte en el hijo de dios para sucederle.


* Un pueblo que se siente huérfano es un pueblo inMaduro.


* Por la tendencia al mito, en la revolución el líder defiende mejor sus ideas muerto que vivo.


* La muerte es la única patria que hace iguales a todos los hombres.


* Para la revolución, el pueblo es un solo cuerpo que no hay que tener miedo a amputar llegado el caso.


* En la revolución todos son iguales, pero se necesita que alguien suba a la tarima a hablar. Y el suelo de la tarima es muy inestable.


* A los batasunos el comandante siempre les pareció blandito. Lo digo por si alguien quiere mirar la viga en ojo propio.


A la Revolución se le da bien pasar por la piedra a las cabezas visibles del antiguo régimen, pero enseguida surgen nuevos referentes muy parecidos a los viejos. 


La revolución al desnudo. Qué revolución. Cualquiera. ¿Acaso no son todas la misma?


* La revolución promete pan incluso a quien no se lo gana. Por eso triunfa la revolución y escasea el pan.


* Por mi parte, solo respaldo la revolución que no aspira al poder, la revolución inútil, lúdica; la revolución de los arcenes.


viernes, 1 de marzo de 2013

217º paso en el búnker.


Publicado en la revista Agitadoras.


Querida amiga:

Desde que te conozco has calificado de sublime un montón de edificios, paisajes, puestas de sol, personas, escenas de teatro, libros, anuncios, cuadros, espectáculos callejeros de acrobacia, y hasta unas patatas con chorizo en casa paco te parecieron sublimes. Al principio, me desarmabas gracias a tu melena en libertad condicional y esa sonrisa azul que la genética perfiló certeramente en tu cara. Esos dones, junto a mi dosis de encoñamiento de cuarentón desesperado, fueron suficientes para que cualquier cosa que dijeras pareciera encantadora. Incluso ese jodido mantra adjetivado que te llevaba al éxtasis en medio de un atasco en la carretera La Coruña al escuchar una simple canción de radio tres en tu teléfono inteligente. Lo hermoso tiene fecha de caducidad, tiene su invierno, cruelmente estético por la vocación al declive. El tiempo ensancha el cariño y resalta los defectos hasta hacerlos incompatibles con los derechos humanos más básicos. Así que como vuelvas a decir que algo es sublime, me como los mocos a cucharones, escupo hacia dentro y te dejo plantada en medio de cualquier sitio en dirección a cualquier lugar. Con todo el cariño.