Cuando un perro mira atentamente un
libro no significa que sepa leer. Hay personas que prefieren salir de casa en
busca de la naturaleza, y otras optan por llenar la casa de animales y tiestos.
Estas últimas perpetúan el engaño de las ciudades y se hacen acompañar en sus
jaulas por aquellas criaturas que les recuerdan lo simple y originario. Pero
somos construcciones mentales por mucho que nuestro soporte sea biológico, y en
ese diabólico juego hemos de aprender a sobrevivir con estimulaciones felices,
aunque sean virtuales o inducidas. Al final, la suma ha de ser cero, pero
varias son las maneras de llegar al equilibrio. Para ti todas las desgracias y
para mí todas las venturas. Si vemos el planeta como un cerebro, hay partes que
estimulan el placer y otras el dolor. Pocas veces se da la sorpresa por mucha
interconexión que haya entre las neuronas. A los milagros se les llama así por
algo. El dueño utiliza un tono de voz engatusador, suave y festivo. El perro
mueve la cola creyendo que recibirá algún tipo de premio o gracia cariñosa. El
dueño le atiza en el hocico y luego le explica las razones de su actuación disciplinaria,
pero el perro ya no comprende nada porque ha dejado de confiar en él.
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