sábado, 25 de febrero de 2017

Convivencia en juego.



            Cuando un perro mira atentamente un libro no significa que sepa leer. Hay personas que prefieren salir de casa en busca de la naturaleza, y otras optan por llenar la casa de animales y tiestos. Estas últimas perpetúan el engaño de las ciudades y se hacen acompañar en sus jaulas por aquellas criaturas que les recuerdan lo simple y originario. Pero somos construcciones mentales por mucho que nuestro soporte sea biológico, y en ese diabólico juego hemos de aprender a sobrevivir con estimulaciones felices, aunque sean virtuales o inducidas. Al final, la suma ha de ser cero, pero varias son las maneras de llegar al equilibrio. Para ti todas las desgracias y para mí todas las venturas. Si vemos el planeta como un cerebro, hay partes que estimulan el placer y otras el dolor. Pocas veces se da la sorpresa por mucha interconexión que haya entre las neuronas. A los milagros se les llama así por algo. El dueño utiliza un tono de voz engatusador, suave y festivo. El perro mueve la cola creyendo que recibirá algún tipo de premio o gracia cariñosa. El dueño le atiza en el hocico y luego le explica las razones de su actuación disciplinaria, pero el perro ya no comprende nada porque ha dejado de confiar en él.


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