Paso horas recorriendo en soledad los caminos. Caminar es mi terapia contra los oscuros pensamientos que asolan a cualquier hombre que se hace preguntas. Los caminos pasan por pueblos cada vez más desolados, por ermitas derruidas, por campos explotados a la sombra de subvenciones europeas. Los caminos me llevan y me traen, y sé que uno de esos caminos sin nombre acabará engulléndome y dejando una humilde cruz a su vera.
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