domingo, 26 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -20

 


Tu cara aparenta más juventud de la que tiene. Tu ser, aunque está como el primer día, es más viejo de lo que cualquier cuerpo pueda recordar. La identidad es un vasto campo con aroma a hogar que no tiene propietario. Tú eres, y no por ello te diferencias del resto que es. No te olvidas de ti y no mueres. Solo muere lo que nunca existió. Ve a por setas y las setas irán a por ti. Cómelas y seréis uno, un hombre seta.

            Duerme al lado de ella y soñarás sus sueños, temerás por sus fantasmas, te inclinarás ante sus dioses. Si no es así, deberías coger un camino distinto hacia personas diferentes. Los trazos de tu cara apenas son gazapos en el aire que desaparecen cuando llega la calma. Ya no te ríes con nada ni con nada lloras. Pero sí bebes y eyaculas compulsivamente cuando tu cerebro se ve empujado a la socialización de lo frívolo. Eres más del vis a vis, de adentrarte en territorio inexplorado y descubrir que en el otro hay una identidad de la que no te puedes separar. Lo importante es ser la historia o parte de ella, no contarla, no que te la cuenten, no que te recuerden ni que te evoquen. El anónimo es el verdadero amante de la historia, el que supo no estorbar con su nombre. Necesitamos más héroes desconocidos. Necesitamos que el arte vuelva a engrandecerse con autores que no pretendan llamar la atención. La democracia ha traído menos excelencia artística y más entendidos en decoración.


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