miércoles, 19 de mayo de 2010

67º paso en el búnker



Alguien les convenció que su deber era demostrar inteligencia ahora tan disuelta en múltiples clasificaciones para que quepan hasta los estúpidos más pertinaces gracias a la emocional la espacial la discursiva o la incomprendida por dedicarse con devoción a quitarse los pelos de la nariz o pintarse las uñas o sacarse restos de cerumen de las orejas y hacer de ello una ciencia con cursos por correo y diplomas de higiene en varios idiomas tan importantes para decir las mismas bobadas de maneras diferentes y que entiendan hasta los indios cachuas si es que hay indios cachuas o cachas de pilates en gimnasios última generación que hablan por el móvil a través de un pinganillo haciéndoles parecer locos hablando solos y quizá lo sean vaya usted a saber los entresijos de una mente dada a escudriñar las mentes como el azar mira boquiabierta la trayectoria de la bola en la ruleta con jugadores de cartón piedra ignorantes sobre lo que sucederá después de perder o ganar.

1 comentario:

Interruptor dijo...

Y por ello los tahúres y trileros decidieron demostrar su inteligencia y sólo demostraron su habilidad con los dedos pero rápidamente alguien se apresuró a clasificar la habilidad dactilar como una forma de inteligencia profunda y todos se quedaron encantados de haberse conocido o desconocido que para el caso da lo mismo.