Dos años refugiados contra las cuerdas levantando la defensa de manos y propaganda. Ahora toca sacar los puños con los ojos cerrados pegándole al aire. Puñados de arroz para celebrar una boda de ranas homosexuales que saltan sin saber en qué charca van a caer. La única incógnita que queda por despejar es si perderemos a los puntos o por K.O.
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