domingo, 1 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -126

 


Aumenta el número de personas que no entiende por qué razón no se elevan sus opiniones personales a decreto ley de manera inmediata. <<¡Es una injusticia!>> claman a una. Yo tiemblo, porque estoy hecho de duda y recelo. Las opiniones, si te las crees demasiado, sólo pueden traer problemas. Leo una pancarta: "el miedo va a cambiar de bando". Yo tiemblo. ¿Estaré equivocado por intentar escapar de los bandos tan feministas que siempre acaban en bandas? Aquí el género sí aporta un matiz de interés. Juzgar no se me da bien, tiendo a comprender con facilidad la miseria y la maldad. Si en alguna ocasión me pongo intransigente, al mirarme en el espejo se me pasa. ¿Cómo hemos llegado a articular una serie de reglas sobre lo que está bien y mal que no somos capaces de cumplir ni de lejos? No nos aceptamos, solo admitimos una imagen utópica de nosotros mismos que no genera más que frustración y violencia. Sabemos cómo deben ser los dioses, pero no creemos en ellos. Queremos ser los dioses en los que no creemos. La incoherencia es nuestro sello. Es lógico que acabemos por perder la memoria. No queremos testigos indeseables.


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