Coincidieron
en un concurso de belleza. El requesón llegó a las finales, la tortuga fue
descalificada por hacerse pasar por un requesón. Este desagradable incidente no
desairó la incipiente amistad entre ambos. Quedaron para pasar juntos las
vacaciones en una casa rural donde hacían descuentos a productos locales y
especies autóctonas. La tortuga llegó tarde. Le escribió un mensaje al requesón
disculpándose: <<Siento haberme retrasado, cuando llegué, te habías ido>>.
El requesón le contestó: <<Siento no haberte esperado, me estaba poniendo
malo al sol>>. Se dieron cuenta que a pesar de la simpatía que se
profesaban, había incompatibilidades de naturaleza. El requesón empezó a hablar
mal de la tortuga entre sus conocidos de vista. Decía de ella que era una
arrugada carcamal. Y la tortuga iba corriendo la voz entre las piedras de que
el requesón era un agrio. Un nefasto día coincidieron en un concierto de música
electrónica en un descampado a las afueras de Soria. Después de beber y bailar
juntos, la tortuga se comió al requesón. Empezó a tener fiebre, fatiga,
náuseas, vómitos, dolor abdominal, y diarrea acuosa. Murió de disentería. Los
enterraron juntos, a él dentro de ella.
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