viernes, 30 de septiembre de 2022

La danza del espacio infinito -197

 


El burro Pepe rebuzna de aburrimiento. Los amigos de los animales han conseguido que prohíban su participación en carreras durante las fiestas populares. Han conseguido que prohíban su tarea de pasear visitas por los campos, han conseguido que prohíban echarle carga en el lomo para acarrear bultos. El burro Pepe come, duerme y mira perplejo su propia inutilidad. Sólo sirve para que le acaricien niños con mocos y le hagan fotos los forasteros como si fuera una curiosidad en vías de extinción. El burro Pepe echa de menos cuando era un elemento fundamental en la familia, un animal no de compañía, sino que tiraba del carro como el primero. Pero así están los tiempos. Los humanos somos tornadizos excepto a la hora de hacer burradas.


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