Tu hogar es ilimitado y paradójicamente en él no caben dos. No cabe aquel que crees que eres, aquel que limita la casa con muros, aquel que se define con personalidad para contrarrestar o complementar otras personalidades, aquel a quien hasta ahora has llamado dueño de la casa y ha respondido como tal. Tú eres el que no desaparece en el sueño ni en la muerte porque no están en tu vocabulario, el que permaneciendo quieto abastece a las formas sin perderse en ellas. Tú eres lo que yo soy, lo que todo es, lo que queda cuando nada queda. Eres el disfrute de la vida sin miramientos ni recelos, sin miedo a que un extraño (nada te es extraño) pueda ocupar tu hogar porque es una casa abierta por los cuatro costados y en ella solo cabe el que no ocupa espacio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario