lunes, 1 de enero de 2024

El zumbido del que subyace-56

 


En el estado de sueño, sueñas. En el estado de vigilia, sueñas que estás despierto. Más allá y más acá de los estados, en la conciencia, estás despierto jugando a los sueños.

Todo cabe en la presencia. Todo. Tú puedes negarla, por supuesto, faltaría más. También cabe su negación. Lo que no puede ella es negarte a ti, que es lo mismo que negarse a sí misma. La presencia es afirmación sin límites. En esa su espiral, cuyo punto de origen o final es el cráter de un volcán del cual surgen emisiones sin descanso de calor y luz hacia la zona habitada por las formas más diversas, nunca la  multiplicidad es incompatible con el uno. Las formas se expresan usando de soporte a la fuente de calor y luz (sean conscientes de ello o no), y la fuente se manifiesta en sus formas porque ha hecho un movimiento consciente. Un solo corazón, un solo mecanismo, dos direcciones. Las diferentes formas se colocan en la espiral donde consideran les es más idóneo. Nada ni nadie le indica a la forma el lugar a ocupar, ella va tanteando hasta dar con ese su mirador o perspectiva desde donde realiza el ser. Los diferentes puntos de la espiral no atienden a la lógica mental de superior, inferior, mejor o peor. Los niveles vienen dados por la elección de la distancia elegida respecto a la fuente. Hay formas que prefieren más distancia, una luz más tenue, un temperatura más templada, incluso fría. Otras prefieren el calor intenso de las proximidades del cráter, la luz cegadora. Entre ambos extremos, cada forma va moviéndose y descansando en el sitio que percibe como un traje hecho a medida. Todo está bien. Todo cabe. Cabe la unidad, cabe la dualidad, cabe la multiplicidad, cabe el vacío y caben las formas y sus peculiaridades; caben todos los caminos que llevan a Roma porque en realidad nunca hemos salido de Roma. Aunque seamos capaces de describir con infinidad de detalles esos caminos, no significa que nos hayamos alejado de Roma. Igual que puedes describir con minuciosidad un sueño en el que has explorado tierras lejanas sin moverte de la cama.


No hay comentarios: