sábado, 27 de septiembre de 2025

Escenas con escopeta recortada -2


¿Estaba loco por sentir que el silencio pronunciaba su nombre? «No hay nada extraño —pensaba—  pues el silencio no se somete a lógica alguna y conoce todos los nombres». Dormía a gusto en los cementerios. Hasta la fecha ningún muerto, a diferencia de los vivos, le había perturbado el sueño. Paseaba entre las tumbas al susurro de los cipreses antes de tumbarse en la hierba mullida y refrescante de la noche agosteña. Las cruces y las flores eran leales y discretas compañeras. Los pequeños roedores, los ojos de los gatos a la luz de la Luna y el canto de algún búho que salía a cazar borrando lo escrito en el aire, se habían convertido en su música de fondo. El sueño profundo y la muerte son hermanos gemelos, tan iguales que una noche los confundió y el forense, al día siguiente, no supo concretar el motivo del deceso. Escribió el consabido: "paro cardíaco". Así no te equivocas. La familia más cercana del difunto quiso castigar su extravagante comportamiento, lo sacaron del cementerio y lo incineraran para tirar sus cenizas por el retrete. ¡Mal nacidos!


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