* Aunque todos estén equivocados, juntos tienen razón. Ese es el poder que se adjudica a la revolución.
* En la revolución la gente se vigila sin fiarse del miedo ajeno, tan impredecible.
* El líder de la revolución solo usará la inteligencia como último recurso. No quiere abusar.
* En la revolución la gente del pueblo termina regresando a sus quehaceres, a su vida. Son los miembros de la asamblea, los dirigentes ideológicos que se jugaron todo a una carta, los que no tienen dónde volver y necesitan prolongar su apuesta.
* La revolución respeta en público al obrero y campesino. En privado los considera imbéciles bienintencionados a quienes hay que dirigir por su propio bien.
* La revolución no acepta la muerte natural de su líder, solo el martirio con vocación de permanecer.
* La acción precisa de voluntad. La revolución solo de entusiasmo.
* Si otorgas un halo divino a un dirigente de la revolución, tendrás que convertirte en el hijo de dios para sucederle.
* Un pueblo que se siente huérfano es un pueblo inMaduro.
* Por la tendencia al mito, en la revolución el líder defiende mejor sus ideas muerto que vivo.
* La muerte es la única patria que hace iguales a todos los hombres.
* Para la revolución, el pueblo es un solo cuerpo que no hay que tener miedo a amputar llegado el caso.
* En la revolución todos son iguales, pero se necesita que alguien suba a la tarima a hablar. Y el suelo de la tarima es muy inestable.
* A los batasunos el comandante siempre les pareció blandito. Lo digo por si alguien quiere mirar la viga en ojo propio.
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A la Revolución se le da bien
pasar por la piedra a las cabezas visibles del antiguo régimen, pero enseguida
surgen nuevos referentes muy parecidos a los viejos.
* La revolución al desnudo. Qué revolución. Cualquiera. ¿Acaso no son todas la misma?
* La revolución promete pan incluso a quien no se lo gana. Por eso triunfa la revolución y escasea el pan.
* Por mi parte, solo respaldo la revolución que no aspira al poder, la revolución inútil, lúdica; la revolución de los arcenes.