Una unidad quimérica sin opuestos ni gobiernos con su oposición sin ricos ni pobres aspirantes a ricos lloricas de su jodida suerte tan esquiva pues somos muy exigentes con las aspiraciones a las que pensamos tener derecho por un manuscrito de derechos humanos escrito por humanos para humanos con ombligo y sólo con ombligo donde no se conoce que hayan surgido tumores ni humores malignos aun siendo culpables desde el nacimiento por prescripción judeocristiana donde las fechas señaladas reúnen a las familias alrededor de la comida y del cóctel inventivo de colores imposibles y sabores artificiales con mezclas impuras ante el humo de puros que son loas a las lámparas de luz nuclear solar aspavientos de quijotescas energías renovables y engañosas.
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