87º paso en el búnker

Cada vez que escucho a Trichet, el presidente del banco central europeo, un escalofrío me recorre la espalda. Primero fue cuando anunció que compraría bonos basura, aún hoy no sabemos cuánto ha comprado, a quién, ni cómo. El jueves pronunció otra de sus sentencias: “liquidez ilimitada”. Increíble. Liquidez ilimitada, crecimiento ilimitado, dinero ilimitado, ¿felicidad ilimitada? Cómo se puede actuar así, y lo que es peor, no escucho a nadie poner en duda su autoridad. En el banco central europeo han perdido la cabeza, y con tal de evitar una crisis de sistema a corto plazo, están alimentando un gigantesco colapso a medio plazo. El mercado ante esa promesa ha subido como la espuma, como un niño a quien le prometen todos los regalos que pida a los reyes magos, se porte bien o mal, da igual. Pero en un par de semanas (o menos), el niño se sentará a reflexionar y resolverá la proporción inversa. Liquidez ilimitada = valor cero.