jueves, 14 de octubre de 2010

120º paso en el búnker



Malabares con botes de lejía, trajes regionales en procesión de estandartes, músicos callejeros redirigiendo las alcantarillas, verbenas que asaltan los tímpanos del que madruga, fuegos artificiales colándose en los sacos de dormir que son los párpados torturados, teatro en los parques para hierbas con problemas de crecimiento, murales en las fachadas, casetas con viandas, recreaciones históricas a pie de iglesia, mimos ascetas, retratistas de borrachos, toros corneando portales, festivales de chistes, caracoladas que aspiran al Guinness. La sociedad volcada en lo lúdico reviste el alma de los individuos con una pátina que la hace intrascendente y liviana. Luego echamos mano de las terapias para desquitarnos, para resolver la insatisfacción. La gente divirtiéndose a cualquier precio, sube el costo de la felicidad.

1 comentario:

Interruptor dijo...

Lo que yo no consigo entender es que los crímenes musicales de las verbenas, los atronadores fuegos y músicos callejeros, los malabaristas del tedio y los tediosos mimos, los desesperantes y chabacanos cuentachistes y demás fauna, así como el monstruoso consumo alcohólico que suele ir asociado a tales cosas, se puedan entender como una forma de divertimento y ocio.

A mí siempre me han parecido un ataque frontal y despiadado al buen gusto, a la buena educación y al entretenimiento real. Rarito que es uno, oiga.