El contexto es el relato, el hecho es confuso. "Se pone de
rodillas" es el hecho, pero necesitas saber si lo hace para rezar, para fregar,
para lijar el parqué, para buscar material geológico, para suplicar, para morir
ejecutado, para hacer una mamada, para mortificarse, para ponerse a la altura
de su hijo. Lo más probable es que sea un tropiezo. Las rodillas no están
hechas para tocar el suelo. Nuestro mundo no es el Mundo, es una posibilidad
que hemos convertido en reina del espectáculo, nos hemos arrodillado ante él
olvidando que existe para nosotros y no al revés. En el origen está el destino.
Don Santiago Ramón y Cajal dijo esto sobre lo que hoy llamamos interneuronas: son
células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas del alma,
cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida
mental. Quién sabe. La vida mental ha creado nuestro mundo. Pero ella es finita y cambiante, más de lo que la salud exige. Estamos
condenados a la enfermedad porque así lo asumimos. Nos arrodillamos ante el
ídolo amputado de la proyección mental, lo convertimos en dios del Olimpo al tiempo que perdemos
la fe por lo que consideramos intangible y libre.
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