miércoles, 8 de diciembre de 2021

La danza del espacio infinito -5

 


La comezón que generan las diferentes variantes que no se materializan, los simulacros que ideamos en nuestras cabecitas, nos llevan más tiempo que los hechos. Vivimos más vidas que una, y la real no la vivimos con la atención que se merece, puesto que estamos entretenidos sufriendo por lo que pudiera ser y no es. Estás distraído, pero si un diente se mueve como una mecedora queriendo salirse de su encía, logrará acaparar tu atención durante todas las horas de la jornada hasta que lo soluciones yendo al dentista. Un diente puede ser tu meditación más plena. Coge el dolor y haz el camino inverso, lo mismo con la ira, con cualquier emoción. Súbete en ellas y retrocede hasta sus orígenes, sigue hacia atrás, más. En efecto, vienen de la ideación que tienes de ti mismo; el mayor fetiche que se pueda imaginar, el mayor que somos capaces de construir. Pero es tan fatuo, que sigues ahondando, porque sabes que el centro aún está más cerca de ti. De ahí vienes; de la nada desértica, no de un espejismo. 


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