jueves, 6 de enero de 2022

La danza del espacio infinito -31

 


Que paren las máquinas. Qué es este silencio. Dónde se ocultaba. Si te apeas a destiempo entras en el reparto de un guión distópico del que no tenías noticia. Pepón firma armisticios con sus enemigos en condiciones desfavorables con la intención de obtener de ellos una indiferencia que le permita ser libre. Hace tiempo que ambiciona menos de este mundo que una estrella que luce muerta en un firmamento ajeno al planeta de agua. Hasta el ruido que hace su músculo cardíaco al latir está de más. Baja la cabeza rendido, en busca de una paz de cementerio; la única que aún no se ha demostrado efímera. Le estorba la música con letra, las letras sin música, las llamadas, los recuerdos que se empeñan en repetirse como burdas falsificaciones, los vecinos y sus cosas, el amor y sus manifestaciones expansivas. Le molesta hasta la calma que antecede a la tormenta. Se sienta a la orilla de un riachuelo a ver llegar y marchar al agua sin pretensión alguna. No le molesta el agua del riachuelo, sí cualquier otra. ¡Si pudiera quedarse quieto para siempre...!


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