Hoy he pensado en el hombre que contaba piernas de mujer, en el hombre que bebía y fumaba mientras se deleitaba escuchando a Paco de Lucía, el hombre de semana santa y de tomatina, el santo varón de vasta cultura y de amistades leales. Hoy he vuelto a hojear su "Realidad fractal", su "Comandante compañera", y su "La Relación". Cuando dejas pasar los pájaros de tu mente y te adentras en la cueva del silencio, puedes ponerte en contacto con tus maestros, aunque estén muertos. Porque ellos habitan ahí, en la sabiduría del silencio, porque la red está instalada a la espera de que unos y otros nos enganchemos a ella. Hoy he pensado en el hombre que practicaba la libertad, el honor, la azada y la cocina de leña. Hoy he pensado en el hombre que era peregrino incluso cuando estaba quieto, que escribía en las redes sociales o en "este lado de la galaxia". He pensado en él y los dos lados de la galaxia, por un momento, se han unido en una celebración de orujo y tabaco de liar. Hoy he pensado en el hombre que por "la grieta acecha" y que era el azote de los "desertores del arado". He pensado en el hombre que no creía en la perpetuación del sistema y sí en la dignidad y grandeza del individuo. He dejado de pensar para escuchar. Pasividad y consciencia en buena combinación te adentran en el lugar común de los maestros. No te esfuerces, porque si lo haces, tu mente tira de ti. Y no puedes dejarte tirar por ella. Paradojas que no lo son. Un día todo queda claro y nadie sabe cómo ha sido.
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