jueves, 10 de febrero de 2022

La danza del espacio infinito -66

 


Llevaba dos semanas calculando un gasto considerable que se avecinaba por culpa de una reglamentación nueva del gobierno de turno para recaudar impuestos, un desembolso relacionado con la calificación energética y la edificación sostenible. Ha estado distraído, de mal humor, con el sueño alterado, pensando cómo podría hacer frente a ese imprevisto. Al final, la ley no entra en vigor hasta dentro de un año y el problema, de momento, se ha diluido. Pero nadie le quita la zozobra padecida. Y es que la mayor tara del ser humano es su capacidad de anticipación. El hecho de prever situaciones nos provoca un desgaste inútil. Somos criaturas inmersas en la angustia por esta capacidad, por el temor a lo que sospechamos que nos asaltará, un vaticinio que nos paraliza sin tener el problema delante. La incertidumbre nos corroe. Y para una situación vital sobre la que tenemos certidumbre plena, cuando se aproxima, también nos acongoja.


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