sábado, 26 de marzo de 2022

La danza del espacio infinito -98

 


Las personas que te rodean han desarrollado diferentes habilidades para esconder el miedo. Algunas de esas habilidades son prodigiosas, artísticas, geniales. Tú vives mostrando el miedo como si fuera una posesión valiosa. Eres desagradable a la vista de los demás. Eso no se hace. Vete a temblar a un descampado, no aquí, delante de todos. Cuando dicen su nombre no se da la vuelta. Su nombre no le representa. Se llama Beryl, como un tornado del año dos mil, o un cristal hexagonal. No te fíes de las fotografías, de las poses, de los avatares del wasap. No son ellos, son lo que les gustaría que pensaras de ellos; son disfraces del miedo. Lo único veraz es cuando la muchacha con pantalones vaqueros hace dedo en una carretera comarcal. La lluvia desangelada realza su simulada fragilidad. Pero su fortaleza en medio del miedo es tan sobrecogedora que los coches se agolpan en el arcén. Dónde vas, le preguntan. Me voy -responde -, solo eso. Y al bajarse del coche deja su aroma sobre la guantera. Camina en todas las direcciones en busca de la aparición que la llame por su nombre indecible.


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