Las personas precisan de atención; la solicitan, la exigen. Eso cansa. Descansar es alejarte del otro. Descansar también es alejarte de los pensamientos, esos generadores de neuróticos que deambulan por ahí con apariencia de que saben lo que hacen. Caminar ayuda al despojo de ti mismo. Camina hasta que te sangren los pies. No te preocupes, no sangras tú, porque el tú se ha diluido en paisajes recorridos, en cansancios superados. Si alguien te pregunta algo, contesta sin detenerte. La mayor parte de las preguntas tienen la intención de confundirte, de llamar la atención sobre quien las hace. No te detengas. Sigue caminando. Sonríe, dedica alguna palabra cariñosa, sigue andando. No compitas con otros andariegos. Déjales pasar, déjales pensar que caminan más lejos y mejor. Tú no te detengas a discutir. Para comprender las palabras y sus efectos es necesario callar. No reces en el silencio. Guarda silencio, la oración se hace sola. Los líderes surgen en situaciones complejas ofreciendo a las masas soluciones simples, y al revés. No te dejes convertir en líder, no te dejes confundir por la muchedumbre. Camina sin pensar en lo que dejas atrás ni pensar a dónde lleva el camino. Un don nadie sólo camina solo. Es una ruta poco transitada, puesto que la mayor parte de los andariegos quieren ser alguien. Y a ser posible, alguien con prestigio. No te pares a explicárselo.
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