viernes, 25 de noviembre de 2022

La danza del espacio infinito -222

 


Si metes un león en una jaula a doce pisos de altura y le abres un ventanuco por el cual quepa, no dudará en lanzarse por él. El suicidio no es antinatural. Lo antinatural es vivir enjaulado y que los barrotes estén por dentro de nosotros y no por fuera. Somos animales enfermos, maniáticos, adictivos, perturbados; buscando una salida, un resarcimiento, una explicación. El ventanuco no es una respuesta, es una escapatoria. Un animal enfermo es peligroso para sí y para los demás. Violento e irracional sin saber el motivo, puesto que con el tiempo ni siquiera ve la jaula que le trastorna. Conviven en este animal la belleza inalcanzable por la voluntad con la podredumbre del comportamiento infame. Las paradojas y las contradicciones son su característica principal. Un animal que quiso ser dios, o un dios que acabó siendo un animal mascota tirado por el retrete. Un animal abocado al premio cortoplacista, ajeno a la trascendencia de sí, incapaz de sacrificar su ego con vistas a lo que es real e imperecedero. La violencia dentro de la jaula es la forma más rápida de matar y de morir. La búsqueda del punto final. Solos. En fosas comunes.


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