sábado, 3 de febrero de 2024

El zumbido del que subyace-67

 


Es este instante. No hay otro. Es vertical. En la línea vertical no hay diferencias, sea cual sea la altura a la que te sitúes. Las diferencias son propias de la línea horizontal, temporal, de los cambios en la forma. Este instante es el aquí y el ahora, sin otro aquí y ahora. Este instante es el ser atento a sí mismo. Cuando el ser se expande y está atento a esa expansión aparece el universo, y sus formas adquieren perspectiva. El ser es uno, sus movimientos son dos: contracción y expansión.

Estás en una habitación: hay un escritorio, una silla, unas baldas, una cama, un armario, una ventana, una puerta, un cuerpo humano (con el que te identificas), una lámpara, un suelo, una alfombra y cuatro paredes. Para observar la escena en su totalidad y libertad, el testigo no puede asumir un centro de observación desde ninguna de las formas que pueblan la habitación. ¿Desde dónde concibe la escena entonces? Desde el espacio vacío. Ese es el estado natural del ser.


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