sábado, 10 de febrero de 2024

El zumbido del que subyace-68

 


La facultad sensorial otorga la experiencia y crea la escena. Sin la facultad sensorial no hay contenido. Pero los sentidos, a su vez, necesitan un soporte vital para operar. Sin ese soporte, el cuerpo caería desplomado al suelo desapareciendo cualquier experiencia. Ese soporte eres tú. No tiene nada que ver con el cuerpo ni con sus funciones. Ese soporte es el que permite reconocerte a pesar de los cambios aparentes de la forma. Da igual que te trasplanten el corazón, el hígado, los riñones, los genitales, que te renueven toda la sangre, que te cambien la cara con cirugía estética. Sabes que eres tú. No de forma intelectual, sino íntima, el saber que es indubitable. Da igual que tu cuerpo y tu mente con diez años nada tengan que ver con tu cuerpo y mente de cincuenta años. Sabes que eres tú, el mismo. Da igual que tus pensamientos, ideas y creencias hayan cambiado. Sabes que eres tú, el mismo. Da igual que estés en el estado de vigilia con los sentidos a pleno rendimiento o en sueño profundo sin referencia del cuerpo ni del mundo. Eres tú. Esa continuidad es porque tú no cambias. Lo que no cambia es lo único real en estado puro.


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