miércoles, 6 de noviembre de 2024

Cuarto esqueleto de negra narrativa.

 


Sí, fue una carnicería, y sí, fue la ejecutora. Pero ella nunca estuvo allí. Los hechos ocurrieron como la luz ilumina una estancia a oscuras: pulsando un interruptor. Ella fue quien hizo el gesto y la sangre lo anegó todo sin que llegara a mancharse las manos. Estaba en la peluquería en ese instante. Los miedos, los silencios, las dudas, los malentendidos, hicieron su trabajo y entre ellos se quitaron la vida sin saber que no había necesidad. La peluquera le preguntó mirándola en el espejo si estaba satisfecha con el cardado. Ella sonrió.

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Publicado en Proyecto Sherezade. 


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