Pensar en la espaciosidad no es lo mismo que ser espaciosidad, sentir la presencia no es lo mismo que ser presencia. Muchos consideran que ese pensar y ese sentir son la esencia de la vida, y postergan de manera indefinida su reencuentro con lo que son. Somos espaciosidad y presencia, lo sientas o no, lo pienses o no. El sentir y pensar pueden señalar lo que eres; o al revés, pueden velar lo que eres. Depende del ardor por la libertad.
El caos es sólo aparente, surge cuando te posicionas en un punto concreto del espacio. Desde ahí tu perspectiva es limitada y condicionada. Esa perspectiva particular al ser confrontada con otras perspectivas particulares dan la apariencia de conflicto y caos. Cambiar tu punto de posicionamiento sirve de poco. El orden, la sabiduría calma de la realidad se hace palpable cuando quedas disuelto en el espacio mismo, no en un lugar concreto de ese espacio. Eres el espacio mismo, donde los posicionamientos particulares desaparecen porque no hay nada particular ajeno al espacio. No necesitas moverte porque allá donde quieras ir ya estás esperándote. Eres la totalidad más allá, o más acá, de las partes.
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