En la comprensión no hay atajos ni caminos largos. Quizá, visto desde fuera, desde el sueño, un individuo puede comprender después de un proceso de catorce minutos, y otro en un proceso de catorce vidas. La comprensión siempre es en el ahora y en esto que aparece ahora como un texto que estás leyendo. Este aquí y ahora no es espacio ni tiempo, es un salto fuera del alcance visual de esas dimensiones. La comprensión es espontánea, ocurre una vez, siempre ahora, y para siempre en ese ahora sin tiempo. El primero, que parece tardar catorce minutos es posible que lleve catorce vidas imaginando la unión con el momento mientras hablaba, caminaba, reía o lloraba. No lo sabemos. No lo sabe ni él. Lo que si sabemos es que no hay atajos ni caminos largos. Hay un salto que hace desaparecer el camino, sus vericuetos y cruces. Un salto donde el que salta ha desaparecido. Y con él, el sueño de la vigilia, que no es otra cosa que un sueño largo y compartido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario