martes, 11 de febrero de 2025

No es en el tiempo. El tiempo es en él.

 


En la comprensión no hay atajos ni caminos largos. Quizá, visto desde fuera, desde el sueño, un individuo puede comprender después de un proceso de catorce minutos, y otro en un proceso de catorce vidas. La comprensión siempre es en el ahora y en esto que aparece ahora como un texto que estás leyendo. Este aquí y ahora no es espacio ni tiempo, es un salto fuera del alcance visual de esas dimensiones. La comprensión es espontánea, ocurre una vez, siempre ahora, y para siempre en ese ahora sin tiempo. El primero, que parece tardar catorce minutos es posible que lleve catorce vidas imaginando la unión con el momento mientras hablaba, caminaba, reía o lloraba. No lo sabemos. No lo sabe ni él. Lo que si sabemos es que no hay atajos ni caminos largos. Hay un salto que hace desaparecer el camino, sus vericuetos y cruces. Un salto donde el que salta ha desaparecido. Y con él, el sueño de la vigilia, que no es otra cosa que un sueño largo y compartido. 


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