Date
cuenta que quien dice hacer la acción es el mismo que la juzga (¡Padre,
perdóname porque he pecado!). Date cuenta que quien se atribuye la intención y
su juicio se alimenta con una doble dosis de autoimportancia. Date cuenta que
Dios no ejerce voluntad sobre nada y mucho menos juzga aquello que sólo puede
ocurrir en sí mismo. Date cuenta que tú eres en Dios y no con la significación ni
con el juicio. Las cosas suceden y cesan. Tú no sucedes ni cesas. Dios no
sucede ni cesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario