No hay diferencias esenciales. Es una cuestión de perspectiva. Para el personaje que creemos ser, las formas están en primer plano y lo que es sin forma aparece y desaparece en su percepción de segundo plano. Pero el cuadro es uno, no hay dos pinturas en el cuadro. Cuando el personaje colapsa, en el primer plano, de forma continua, está lo que es sin forma, y en segundo plano aparecen y desaparecen las formas. El cuadro sigue siendo uno. Cuando el personaje colapsa, llega la comprensión de que cualquier segundo dedicado al personaje, cualquier gramo de energía gastado para completarlo, satisfacerlo, hacerlo mejor, fue energía perdida. Al sueño hay que dejarlo que se desarrolle como quiera en su segundo plano; dedicarte a programar y dirigir las formas del sueño, es esfuerzo baldío.
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