viernes, 31 de octubre de 2025

Escenas con escopeta recortada -3

 


Había lazos negros colgados en los cables de la luz. El pueblo estaba de luto y a oscuras. Los vecinos no hablaban por miedo a decir algo inapropiado. No ha nacido el ser con suficiente inteligencia que sepa qué decir cuando el cadáver de un muchacho aparece degollado en medio de la calle principal de una población donde todos se conocen o creen conocerse. La muerte, como hecho, es algo bastante común, aunque siempre inoportuna. Pero la forma en que llega el desenlace puede ser una bomba de relojería, un trauma comunitario, una cascada de temores inimaginables. El muchacho era hijo de la farmacéutica. Ella, aunque se lo desaconsejaron vehementemente, quiso ver el cuerpo antes de que se lo llevaran. «En mala hora», pensó después. Por alguna irracionalidad heredada de generación en generación, vinculamos nuestros sentimientos al peso de la carne muerta. Su hijo no era aquello, no era nada que se pudiera localizar en el espacio, ya se había asentado en el todo impersonal. La madre cerró la botica y se fue a Zaragoza donde vivía una hermana. No quiso saber quién, cómo, por qué. No quiso saber nada más de la vida ni de aquel idílico pueblo. La Guardia Civil investigó e interrogó a los vecinos. La hipótesis principal que manejaban era que alguien de paso se habría cruzado con el muchacho en algún momento después de bajarse del autobús que le traía del instituto al que acudía a diario en la ciudad. Quizá tuvieron un rifirrafe y el asesino lo siguió y lo pasó a cuchillo sin mediar palabra. Ni un grito. Algún testigo vio marcharse calle arriba a un forastero con gorra deportiva y pantalones cortos. Era lo que querían creer. Cualquier otro escenario en el que estuviera implicado alguien del pueblo podría desembocar en un ambiente irrespirable y vengativo. Mejor la hipótesis del asesino de paso. Aunque no encontraron ni una pista de ese forastero. Quizá un viajante, quizá un jornalero, quizá un peregrino. Alguien capaz de degollar así, a sangre fría, no es la primera ni será la última vez que se meta en líos. Sólo quedaba esperar y estar atentos al siguiente caso macabro en la región. El funeral fue incómodo y rápido.  


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