lunes, 4 de julio de 2022

La danza del espacio infinito -156

 


Pasas la noche en un autobús que recorre el país de norte a sur. Amanece, contemplas los primeros edificios de tu lugar de destino y no quieres bajarte, quieres seguir mirando somnoliento por la ventanilla, quieres seguir viajando de manera indefinida. 


viernes, 1 de julio de 2022

 En un bombardeo corres y no sabes si te alejas de la muerte o vas directo hacia ella. 





domingo, 19 de junio de 2022

La danza del espacio infinito -155

 


El alarido de los ceniceros que hibernan en cajones olvidados, el baile guasón del condón caducado que no encontraste en su momento por las prisas de la concupiscencia, el berrido del bebé que es sirena de fábrica a la hora de empezar el turno, el grupo de mensajería digital al que te apuntaron y cuya actividad frenética amenaza con ingresarte en un sanatorio, el helicóptero que da vueltas por encima de tu edificio como si fueran a realizar una operación especial en la carnicería de abajo, las risotadas en la calle de adolescentes a quienes han dado vacaciones de verano sin valorar las fatales consecuencias, el bullicio anárquico de los remordimientos, el chapoteo de la introspección, las arcadas de las celebraciones sociales, la batidora que aspira a ser tornado que acabe con la nación, la lavadora que mueve el suelo que pisa, los pájaros que pían improperios malsonantes, el ascensor que sube y baja por tu cerebro como una copa de vino tempranera, las alertas de Bolsa que anuncian venta por pérdidas, la sartén y sus bailes regionales de aceite y agua, los perros que ladran a su destino de mascotas, los africanos del bar de enfrente, que aunque ellos creen estar susurrando, ponen en evidencia la inestabilidad de la lámpara de la salita. El ruido es tortura cuando son otros quienes lo producen. El ruido incita a la violencia, a las reacciones inesperadas, a los suicidios, a los ataques epilépticos, a depresiones, estrés y miedo. El ruido es de este mundo, sólo de este mundo. Por eso creo en el más allá. 


martes, 14 de junio de 2022

La danza del espacio infinito -154


La extinción masiva abre las puertas a un nuevo comienzo. De ahí nuestro afán destructivo, nuestro morbo por las tragedias a gran escala que nosotros observamos intocables desde una atalaya, moviendo la cabeza de forma condescendiente y compasiva. ¡Era inevitable! Los extinguidos se sacrificaron por la mejora evolutiva, aunque fuera un sacrificio involuntario. Nadie les preguntó, nadie les contestó. Tú ni preguntas ni contestas. Eres uno de los elegidos y un iluso, porque serás extinguido en el futuro ante la fría mirada del siguiente "elegido". No está de moda ser hombre blanco, heterosexual, carnívoro y cristiano. Les han adjudicado lo malo del pasado y no cuentan con ellos para el futuro. Por eso has decidido tomar mucho el sol, para ennegrecer; haces gestos de amanerado, te apuntas a una asociación feminista, te manifiestas contra las corridas de toros, gritas "Refugees Welcome" y orinas contra las fachadas de las Iglesias. Comes quinoa, soja, humus, espelta, seitán y brócolis. Dices: "todos y todas". Hoy empieza una competición de fútbol, una más. En otros tiempos estarías entusiasmado, pero sabes que eso ya no se lleva. Así que te quejas de lo mucho que gana un futbolista habiendo tantos niños en el África subsahariana pasando hambre. Y te rasgas las vestiduras y te encadenas a un árbol. No sabes por qué. Lo has visto en una película, o eso crees recordar. El hábitat se ha desestabilizado. Hoy los herbívoros se comen a los carnívoros. No lo llaman canibalismo, lo llaman hacer limpieza de fascistas. 

 

domingo, 12 de junio de 2022

La danza del espacio infinito -153

 


Ha corrido, ha sudado, ha amado y se ha corrido. Ha dormido, ha despertado, ha bostezado y levantado, se ha afeitado, rasurado, exfoliado y duchado. Se ha cortado los pelos de la nariz, de las orejas, de la espalda, del culo. Se ha cortado las uñas, limado los callos, dado crema por todo el cuerpo, acicalado y satisfecho ha reído. El cuerpo es un templo al que acudimos sin fe, por obligación. Pero mejor cuidarlo, porque de lo contrario, se viene abajo antes de tiempo.


jueves, 9 de junio de 2022

La danza del espacio infinito -152

 


<<El cansancio definitivo>>. Estas dos palabras juntas describen un estado muy concreto: cuando el cuerpo reniega de su inquilino usurpador y tira en dirección contraria, rompiendo el equilibrio entre los sentidos en vigilia y el trance del sueño sin sueños. El cansancio definitivo no se soluciona descansando, no tiene cura mientras vivas y colees. No digo que las escobas sean conscientes; me pregunto si la conciencia puede ser una escoba. No digo que las escobas vuelen; me pregunto si la conciencia puede volar siendo una escoba. No digo que existan las brujas y que éstas vuelen subidas en una escoba. Me pregunto si la conciencia puede ser una bruja subida a una escoba que vuela. Si tu sentido común contesta que no, deberemos acudir a otro estado de conciencia para dar cabida a la bruja piruja con una verruga imponente en la nariz y sombrero puntiagudo que ría sobre su escoba voladora amenazando la tranquilidad de las horas oscuras de los cuentos.


lunes, 6 de junio de 2022

La danza del espacio infinito -151

 


Perdió la inocencia de la manera más inocente. Llegó a la casa vacía, cerró la puerta por dentro para que no supieran que estaba en ella, se escondió arrebujado en un rincón oscuro de la despensa junto al desatascador y la lejía, donde casi nunca miraban. Allí aguardó pacientemente jugando a enlazar palabras esdrújulas. Cuando sus padres entraron en la casa se dispuso a escuchar con el corazón trotando como único movimiento físico. Ellos discutieron como nunca los había oído, intercambiaron insultos, se rompieron vasos, lloraron y rieron con rabia. Luego un silencio borroso y a continuación el jadeo de unos cuerpos haciendo flexiones. Él seguía en la despensa, en estado de shock, arrepentido de lo que se supone iba a ser un juego por su parte. El teléfono fijo se puso a tararear. Escuchó a su madre decir ¡mamá! Era la abuela. Su madre hablaba a gritos. La abuela está algo sorda. Escuchó que su padre entraba al baño y se daba una ducha. Aprovechó para salir de la despensa, abrió sigilosamente la puerta de la calle y la cerró a continuación con estrépito. ¡Hola, ya estoy en casa!


viernes, 3 de junio de 2022

La danza del espacio infinito -150

 


A saber por qué he recordado hoy la formación del Frente Popular del 36. Los datos vienen y van de forma fragmentada y caprichosa. La historia no se repite, se transfigura. Hoy en el ejército no hay defensores de la patria, hay funcionarios preocupados por la paga extra. La vocación es para los poetas. El dinero baila igualmente alegre con la izquierda que con la derecha en el poder. Si se acaba la música, cambia de estilo musical y aquí no ha pasado nada. La sociedad se me queda atrás, regurgitando demonios. Internet es una maravilla tal que me decepciona su uso vulgar. Cuántas veces he tenido que cortarme las uñas este año. No se merecen el tiempo que les dedico. A no ser que el tiempo sea infinito, casi tanto como las uñas. Los acontecimientos históricos se producen tan a menudo que sólo me emocionan los sucesos irrelevantes. Abro una ventana en la tableta para visitar el Museo de Historia del Arte de Viena (en alemán, Kunsthistorisches Museum). El alemán parece mejor para los hashtag. Es un palacio coronado con una cúpula octogonal. Visito su sección de numismática. Poseen monedas de tres milenios distintos. Historia redonda entre el hombre y el comercio. Los impuestos es lo destinado a mantener una estructura de convivencia que acaba en bolsillos canallas. Qué cruz, qué crucificados, que poca cosa es la justicia humana.


jueves, 2 de junio de 2022

La danza del espacio infinito -149

 


Los viejos nos creemos, lo confesemos o no, que sabemos más que los jóvenes, más de lo que sabíamos nosotros mismos de jóvenes. Pero tengo pruebas de que eso es falso. Poco ha aprendido el hombre que piense que las experiencias, el tiempo, y la mayor reflexión, sirven para saber más de la realidad tangible e intangible. La limpieza en la mirada, la menor cantidad de sufrimiento y errores, favorecen una mejor intuición de lo que es importante. En eso ganan los jóvenes a los viejos de goleada. Los viejos sabemos más de cinismo, de mezquindad, de conformismos y de derrotas. Los viejos sabemos cosas que sólo defraudan. Sabemos que alcanzar el poder es un objetivo superior a la competencia, la verdad o la coherencia. Los jóvenes se equivocan en busca de la justicia, la solidaridad o la belleza. Los viejos acertamos a costa de renunciar a los imposibles y manipular los posibles. Que corra el vino, que los pinchos de tortilla dejen satisfechos los estómagos, que se convoquen miles de plazas para funcionarios, que alguien de buen ver te saque del cuerpo la desazón hormonal, que la hamaca sea cómoda y el paisaje virgen, que la cultura del mínimo esfuerzo esté bien pagada. A eso nos apuntamos tanto viejos como jóvenes. Hay cosas que no cambian.


miércoles, 1 de junio de 2022

La danza del espacio infinito -148

 


¡Maldito hijo de poeta maldito! Heredar el negocio familiar en el caso de la poesía es endeudarte hasta el frenillo. Ayer te preguntaron cómo te ganas la vida y contestaste que no, que en tu caso es cómo la pierdes. Estás tieso, tanto que cuando andas veinte pasos vuelves atrás a recuperarlos. No están los tiempos para dejar huellas por ahí tiradas. Te comunican que tu hija necesita una ortodoncia y preguntas que qué hija, que no tienes hijas, y si existieran, que no tienen dentadura, que son de sopa boba. Si no cuela, pues pagas con un poema. Y si el dentista pone mala cara, le llamas inculto y te vas dignamente, o casi. Te vas al bar de siempre con dueño distinto, saludas al chino en su idioma, le sonríes, le pides un ron con naranja y le avisas de que será conveniente que aprenda a valorar la rima consonante a la hora del cobro. Unos cacahuetes nunca faltan. Te sientas en la mesa de la esquina, junto a los váteres. Escribes dos versos como si fueran una pareja de baile asexual. No riman, pero llevan el ritmo. Has quedado a media tarde con una amiga que sabe de finanzas, aunque no tanto como para sacar dinero de donde no hay. Pero está buena y recién divorciada. Es seria y no querrá nada serio contigo. Mejor. Una noche es suficiente, a veces es demasiado. Avisan por la tele de que no habrá pensiones para la próxima generación. Te sale el tercer verso del tirón, el que rompe la pareja de baile y derrapa en drama emocional que se resolverá o no, en el cuarto. ¡Maldito hijo de poeta maldito!


lunes, 30 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -147

 


En el cobertizo se acumulan, en un desorden temporal, los objetos dejados al margen que bien podrían haber cambiado mi biografía, o dado al menos un relato alternativo. Ahí están porque en su momento pensé que podrían tener una segunda oportunidad. Ya se sabe que esa idea es una falacia más de la imaginación. Los objetos se comunican entre ellos cuando nadie los espía. Tengo una criba infiltrada, es un topo que me lo chismorrea todo a su manera. Por ella he sabido que el rastrillo y la azada están pensando en provocar el caos haciendo caer como fichas de dominó al resto de objetos más pacíficos. Tengo que parar la revuelta y ponerme a ordenar con mano firme. Pero el pasado que representan es un peso muerto y da pereza. Además muchos de esos objetos hablan de mi padre y de mi abuelo. A ellos sí los respetaban, ellos les dieron un sentido. Yo solo colecciono, o mejor dicho, dejo que sigan donde están: inoperantes, ocupando el espacio. Nada más. Llueven lágrimas con desesperación. La lluvia de los ojos apaga los colores, excepto el gris, que se extiende como una mancha en la piel. A lo lejos, el ladrido irritado de un perro. Pronto le hacen los coros otros canes alienados. Un rayo parte en dos el cielo; a un lado los buenos, al otro lado los espabilados. Si ahora mismo se acabara el mundo, no me cogería de improviso.


domingo, 29 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -146

 


Los que carecen de memoria han de saltar continuamente sin red, por eso sus ojos centellean, sus ropas no se acomodan a la figura, y sus manos no encuentran la paz. Por eso hay países que viven al borde, siempre al borde, del colapso y la tragedia. La falta de memoria es una laguna donde se ahogan los descuidados, los hartos de sí, los que fueron a pescar sin cebo, los pobres de espíritu. La falta de memoria es imprescindible para empezar a vivir y es una maldición cuando ya has vivido. Estudiar es recoger el testigo de la memoria que han dejado otros. Rezar es adentrarse en el boscoso e ignorado presente. Acaba Mayo, los párpados caen a media tarde. Los albañiles han terminado su jornada laboral en el piso de abajo. Los escombros se acumulan en la acera a la espera de un contenedor. Una casa vacía suena como un ataúd metálico. Si el destino me concediera otra oportunidad, solo una más, la desaprovecharía como las demás. Ahí soy infalible. De todas formas, el destino no concede créditos sin aval. Tengo una cita, he quedado, no voy a ir. Defraudo a los demás a propósito, les obligo a desprenderse de mí. Es la única manera de marcharte para siempre. No quiero volver. No me gustan los personajes seriados, se dan demasiada importancia. Cuando se acaba, fin. Otros vendrán que nos harán buenos. De cada cinco llamadas que recibo al móvil, cuatro son de empresas, servicios comerciales, estafas, de gente que no conozco, de sudamericanos que pronuncian mal mi apellido y me llaman "señor". La quinta, para comunicarme alguna desventura. Y aun así, se ha convertido ese artefacto en otro inquilino habitual de mis bolsillos, junto a llaves y el monedero. Se ha convertido en muleta para mi memoria, en soporte vital, en alter ego. Si me olvido de algo, lo miro. Si me siento incómodo, lo miro. Si me siento solo, lo miro. Pero no hay amor entre nosotros. Al contrario.


sábado, 28 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -145

 


Las arañas toman las esquinas. Son las putas del reino animal invertebrado. El vecino de abajo está tirando paredes, suelos, techos, puertas..., matando arañas. Se va a construir una casa nueva en el mismo hueco que posee en este edificio setentón. El ruido de obra perjudica seriamente la salud y escupo sobre el teclado escritura con rabia. Mis vecinos tienen dinero y eso se nota en las reuniones del portal. Claro que no hay envidia sana, ni enfermo al que no se le vayan los ojos hacia la ventana en busca de una salida. El fuego no enciende de literatura, quema por igual un libro de Julio Cortázar que uno de autoayuda o de ayuda para manejar autos. El fuego es otra opción siempre a mano para los desesperados. Lo malo del fuego es que se sabe dónde empieza pero no dónde acaba. Más o menos como este párrafo. La literatura no ayuda a vivir, ayuda si acaso a sortear la vida. La literatura es acariciada por el preso en su camastro, recitada por el melancólico durante los lunes premonitorios, apreciada por los coleccionistas de experiencias en quietud, elevada a ciencia por quienes ven matemáticas en las palabras, leída y escrita por quienes no caben en las dimensiones establecidas. La obra de albañilería me perfora los oídos, hace tambalear el escritorio, rompe mi equilibrio con las cosas. Una araña se descuelga del techo en parapente, se queda balanceando a la altura de mis ojos, nos miramos como si compartiéramos un destino fatal. 

jueves, 26 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -144

 


Si todos nos declaramos culpables, la impunidad estará asegurada. Los cobardes solemos tener ideas como ésa. Los cobardes nos mimetizamos con el suelo. La gente suele mirar hacia adelante o hacia arriba, sólo los fracasados miran hacia los charcos.  Los malogrados guardan silencio vean lo que vean, saben por experiencia que cualquier cosa que digan será tomada en su contra y les caerán collejas como maná del infierno. Los cobardes huimos del ruido, de las oportunidades. Vamos a las bibliotecas públicas porque exigen silencio y nadie se acerca a importunarte con sus trastornos e invectivas. En una mesa cercana, un chico joven se frota los ojos con fruición, como si quisiera borrar lo que han captado sus retinas; se frota como si quisiera sacarse los ojos por la nuca. De repente, se levanta, coge un libro al azar y va hacia la calle saltándose los controles bibliotecarios. Vivimos una época en que se bebe té sin teína, café sin cafeína, se comen cereales sin gluten y se toma leche que no sale de la ubre. Una época en que las distopías son creíbles y la historia manipulable. Una época de masas alienadas donde los individuos se creen libres porque pueden cascarse una paja con estímulos virtuales. Me entero de que se celebra el día del orgullo friki. Añoro los tiempos en que el orgullo significaba otra cosa, cuando los cobardes salíamos a la intemperie porque nuestra vulnerabilidad ya estaba digerida y nos habíamos convertido en valientes sin darnos cuenta.