jueves, 12 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -135

 


Coincidieron en un concurso de belleza. El requesón llegó a las finales, la tortuga fue descalificada por hacerse pasar por un requesón. Este desagradable incidente no desairó la incipiente amistad entre ambos. Quedaron para pasar juntos las vacaciones en una casa rural donde hacían descuentos a productos locales y especies autóctonas. La tortuga llegó tarde. Le escribió un mensaje al requesón disculpándose: <<Siento haberme retrasado, cuando llegué, te habías ido>>. El requesón le contestó: <<Siento no haberte esperado, me estaba poniendo malo al sol>>. Se dieron cuenta que a pesar de la simpatía que se profesaban, había incompatibilidades de naturaleza. El requesón empezó a hablar mal de la tortuga entre sus conocidos de vista. Decía de ella que era una arrugada carcamal. Y la tortuga iba corriendo la voz entre las piedras de que el requesón era un agrio. Un nefasto día coincidieron en un concierto de música electrónica en un descampado a las afueras de Soria. Después de beber y bailar juntos, la tortuga se comió al requesón. Empezó a tener fiebre, fatiga, náuseas, vómitos, dolor abdominal, y diarrea acuosa. Murió de disentería. Los enterraron juntos, a él dentro de ella. 


miércoles, 11 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -134

 


La democracia permite que mi opinión sobre mecánica cuántica tenga el mismo valor que la de Schrödinger, Heisenberg o Von Neumann. ¿Es un desatino? Quizá, pero... ¿por qué voy a renunciar al privilegio que la democracia me concede de equipararme a esas eminencias con escaso esfuerzo y nulo mérito por mi parte? Todos somos iguales; toda opinión cuenta, es clasista solicitarme obligaciones para estar a la altura de los derechos que me corresponden. Vivo en la mejor época de la historia para rascarme los huevos y solicitar mi parte del pastel.


martes, 10 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -133

 


Después de un largo período de tensión nerviosa y estrés emocional, las soluciones se escabullen. Aunque detengas la máquina y medites cinco horas diarias encaramado a una loma, la mente no permite encontrar la serenidad. La cuerda, más que tensionada, se ha roto. Se imposibilita la claridad si no viene acompañada de un milagro. Los milagros no se compran, no se consiguen bajo imperiosa solicitud, no llegan gracias a ningún mérito, no se recogen en los libros por ser una excepcionalidad estadística e inexplicable. Los milagros ocurren y nadie sabe cómo han sido, los milagros son tan inusuales que cuando te topas con uno no lo reconoces. A los milagros se les mete prisa porque la situación es extrema y urgente; pero los milagros son cautos, pausados, sorpresivos, extravagantes. Cuando algo se ha roto por dentro, no puede arreglarse a sí mismo. Necesita un instrumento externo que intervenga, actuando sin que su mente esté avisada para que no obstaculice la operación. El error está en pedir un milagro. Cuando se pide un milagro se idea la forma en que éste debe producirse. No hay mejor forma de espantarlo. Estaba pensando en el difunto DJ Avicii. Estaba pensando en mi amigo de la infancia Alberto, que se olvidó ponerse las alas al saltar desde la terraza del noveno piso donde habíamos compartido las primeras y últimas caladas de un cigarro con extra de sabor.


lunes, 9 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -132

 


 Era una de esas mañanas que pisaba con firmeza, con la seguridad de que combinan bien los zapatos con la chaqueta, de que el pasado no volverá con su carga descompensada. Salió a la calle sabiendo dónde iba, a diferencia de otras ocasiones que caminaba sin rumbo, solo por no estar quieto. Los que se detienen son un blanco fácil para la maldad del ocioso, solía decir.

            Miraba a los ojos a los viandantes y se prestaba en silencio a ayudarlos si lo requerían. Había pasado de dependiente a cuidador. El día salió redondo. Un hombre se realiza cuando los imprevistos le favorecen, así actúa la Gracia. A última hora de la tarde llegó a casa, satisfecho. Cuando se iba a preparar una copa antes de la cena, sonó el teléfono. Lo cogió con ganas de hablar. Al otro lado, una voz muy querida le recordó quién era, y los dolores difusos por todo el cuerpo regresaron para quedarse.


sábado, 7 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -131

 


No le salen los números y dios no termina de proveer. Se pregunta dónde elevar instancia. Las cosas del espíritu no pueden ser atendidas con el empeño que merecen si el cuerpo — habitáculo de mantenimiento continuo y apremiante — chilla, se remueve y centra sobre sí la atención de mil ojos. El exilio es costoso de mantener. Este mundo localiza a los topos y les hace la vida imposible. El dinero le huye como si supiera que le será infiel. Las horas se vuelven groseras cuando la supervivencia es su objetivo único. Menos mal que escribir es barato y no está sometido a tasas municipales. El estado de bienestar le está dejando un hondo malestar a mi amigo inventar de frases.


viernes, 6 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -130

 


Tengo un conocido a quien ladran los perros, incluso los más tranquilos. Y eso le preocupa. Me voy a tener que hacer la cirugía estética. Es cierto que tiene una cara rompeolas, pero no es motivo suficiente. Como consuelo, le digo algo sabido: los perros de ciudad hace tiempo que perdieron el instinto canino, solo son estúpidas marionetas subordinadas al capricho y tara emocional de sus dueños. Un perro en un piso de 60 metros cuadrados, sin un cometido claro, sobado por toda la familia y alimentado por encima de su desgaste físico, se convierte en una criatura infame. Están capados, vacunados, amordazados. Viendo cómo sus dueños se agachan a recoger las caquitas, se vienen arriba. Lo extraño es que no ladren a las farolas hasta que salgan disparadas como cohetes hacia la luna.


jueves, 5 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -129

 


Su plan de vida está soportado por un eje central: la aparición redentora del milagro. Sí, no parece una base muy sólida y es despreciable desde el punto de vista estadístico. Pero es lo que hay. Las consecuencias lógicas y racionales del comportamiento y transcurso de su existencia abocan a un desenlace de marginalidad. Así que no tiene otra opción que creer en el milagro. Alguien le aconsejará que cambie el comportamiento y la actitud. No es una opción. Nadie cambia, al menos a mejor, si no ocurre un milagro.


martes, 3 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -128

 


Habías borrado de tu memoria hacía tiempo a esa persona, cuando anuncian por la tele que acaba de fallecer. Lo mismo sucede con la disolución de grupos armados. Quién puede acordarse de una organización nacida para asesinar cuando hace tiempo que no pone una muesca en su revólver. Quizá las víctimas, que nunca dejan de serlo; al contrario, cada vez lo son más. La retórica de los terroristas es tan insufrible como su actividad. Llamar la atención es su afán infantil, queda tan ridículo en una banda de matones, que espero no alarguen su propaganda de muerte ajena y propia. Los nacionalismos silban para despistar. Los globalistas despistan para silbar. La causa devora a los hombres, éstos devoran a otros hombres en nombre de la causa. En una reserva cercana a Johannesburgo, el león Shamba atacó a su cuidador hasta dejarlo malherido. Los vigilantes abatieron al animal que nada impropio había hecho, que actuó movido por su instinto depredador. Pero para nosotros tiene más valor la vida de un hombre que la del animal. Es lógico. Protegemos a los de nuestra especie. De no ser así, no habríamos llegado hasta aquí. Es más, aunque el león, con una certera dentellada hubiese arrancado de cuajo la cabeza del cuidador, los vigilantes lo hubiesen abatido igualmente. Porque para nosotros tiene más valor el cadáver del hombre que la vida del león. Ya nos encargaremos luego de matarnos entre nosotros por una causa que no venga a cuento, por un supuesto derecho a decidir. Pero ese es otro relato. Hemos de vigilar que la historia no la escriban los asesinos.


lunes, 2 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -127

 


No hay actividad más cara, y al mismo tiempo más rentable, que la guerra. Las vidas humanas son fácilmente reemplazables como queda demostrado a cada paso. Unos se van, otros vienen. Cada vez somos más. Si ningún acontecimiento externo nos merma, tendremos que ir pensando pronto en guerrear por causas de lo más peregrinas. Da igual, el caso es purgar y reconstruir. La verdad en ocasiones suena cínica. Nos sigue gustando matar, aunque no esté bien visto reconocerlo. Las guerras se permiten y se alientan siempre y cuando no nos manchemos de sangre el cuello de la camisa. ¡Que no se vea la muerte cerca de casa, que es escandalosa y deprimente! Escondemos a los héroes, no les escribimos poemas épicos. A la guerra no le gustan los testigos con escrúpulos. Huele a carne churruscada. El aroma viaja por el invisible desde el asado campo de batalla, donde las piernas van tiznándose al crepitar del sarmiento. La paz de las naciones es glotona, grasienta, perezosa, con falta de iniciativa y sobrada de vicio. No sé por qué tiene tan buena fama. Ah, sí, que el objetivo de muchos es la felicidad, y la identifican con embobarse escuchando música de cámara. ¡Donde esté un buen misil reventando los oídos!


domingo, 1 de mayo de 2022

La danza del espacio infinito -126

 


Aumenta el número de personas que no entiende por qué razón no se elevan sus opiniones personales a decreto ley de manera inmediata. <<¡Es una injusticia!>> claman a una. Yo tiemblo, porque estoy hecho de duda y recelo. Las opiniones, si te las crees demasiado, sólo pueden traer problemas. Leo una pancarta: "el miedo va a cambiar de bando". Yo tiemblo. ¿Estaré equivocado por intentar escapar de los bandos tan feministas que siempre acaban en bandas? Aquí el género sí aporta un matiz de interés. Juzgar no se me da bien, tiendo a comprender con facilidad la miseria y la maldad. Si en alguna ocasión me pongo intransigente, al mirarme en el espejo se me pasa. ¿Cómo hemos llegado a articular una serie de reglas sobre lo que está bien y mal que no somos capaces de cumplir ni de lejos? No nos aceptamos, solo admitimos una imagen utópica de nosotros mismos que no genera más que frustración y violencia. Sabemos cómo deben ser los dioses, pero no creemos en ellos. Queremos ser los dioses en los que no creemos. La incoherencia es nuestro sello. Es lógico que acabemos por perder la memoria. No queremos testigos indeseables.


sábado, 30 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -125

 


Coge una causa justa, ponla en manos de un hombre - el que sea - y obtendrás un campo de minas. Las personas honestas son las que no han tenido tiempo u oportunidad de ser deshonestas. No es cinismo, ni tampoco es crítica. Es así. Queremos que no sea así. Qué más se nos puede pedir que buena voluntad. Los mejores son los que trabajan de sol a sol por la menos mala de las opciones que se nos presentan. ¿Algo que añadir? No lo hagas, no lo estropees. Sé escueto, no te alargues manoseando el bien. Cuando te topes con un corrupto, intenta seducirlo, intenta convencerle de que puede obtener beneficio manteniendo a la pieza viva, para ello debe no pasarse en la corruptela. Cuando te topes con alguien de fama intachable, de reconocida honradez pública, sospecha y sé prudente.


viernes, 29 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -124

 


Sólo con desearlo no sirve, y si por alguna cabriola del azar lo consigues, no tardará en asaltarte otro nuevo deseo. Cuando transpiras fracaso, esperas al menos que se te conceda la tranquilidad del derrotado. Ni hablar. Por eso te echas a dormir cada vez más veces, más tiempo. Andas ya por las 18 horas de sueño reparador. El exterior no está hecho para ti, tu nivel de concentración es bajo, así que duermes porque en ese guión que no controlas, ha aparecido el personaje de una hermosa mujer que te muestra un afecto que nunca habías imaginado. Cada día, cada sesión de sueño, sea cual sea la historia onírica, ella se muestra en diferentes papeles, y en todos ellos te acaricia. No puedes dejar de dormir, no puedes dejar de ir a buscarla a esa dimensión que es vuestro nido de amor. ¿Ella no es real? ¿Tú lo eres? ¿El sueño no es con lo que siempre habías soñado? Duerme, no permitas que te despierten.


jueves, 28 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -123

 


Hacemos bien en buscar nuevos mundos por dentro y por fuera del sistema solar. Presentimos, aún en la intimidad, que somos un proyecto abandonado. Hemos llegado lejos, pero tenemos una maca egocéntrica y autodestructiva que no somos capaces de ahuyentar y que nos impide la sublimación de la especie hacia la representación universal. Hemos tocado techo. Nadie nos mira. Podremos sobrevivir mucho, mucho tiempo, porque hemos desarrollado un número inmenso de habilidades y manejamos con maestría los recursos que se nos ponen al alcance, pero no habrá chispas nuevas, no habrá más recursos extraordinarios en nosotros, ni empujones evolutivos, ni saltos de calidad en la visión de paradigmas. Los grandes planes del universo ocurren en otro lugar. Tuvimos una oportunidad, pero no pudo ser. Tampoco importa mucho, de todo se aprende y los otros proyectos avanzarán un poco más, llegarán más lejos. Por eso es comprensible que tengamos la aspiración de conocerlos antes de extinguirnos. Es lo que importa. Le había cogido cariño a esta envoltura, ahora dejada a su suerte. Seguro que nuestro espíritu obtendrá el reconocimiento que se merece en la culminación del proyecto.


martes, 26 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -122

 


Me duelen las articulaciones, me cansa el movimiento, me atrae el estatismo perenne que aboca a una realidad de purgatorio. Noto cómo crecen las uñas y el pelo, cómo se  agolpan los glóbulos rojos en las entradas de la autopista, cómo el sudor barniza la piel con la sutileza de quien espera que resbales y te mates. Vuelvo un momento al purgatorio, el peor sitio del universo. Al menos en el infierno te puedes relajar y dejar ir. Mi sueño se puebla de personajes desafinados en una filmación trepidante y surrealista. Son tan bulliciosos mis sueños que no puedo seguir durmiendo. Me incorporo, me coloco unos cascos y escucho la armónica de un joven Bob Dylan, pero qué digo, Dylan nunca fue joven. Son las tres de la madrugada, la cama ha sido bombardeada y es el sitio menos confortable del planeta. Se me caen las gafas cuando iba a pedirles en matrimonio. Fuera suena la tormenta que viene o se va. Cuento los segundos entre el rayo y el trueno que juegan al pilla pilla. Sin drogas, la realidad no es para mí ni para nadie. En las aldeas, si preguntas por un camello, te presentan a un señor cheposo.


lunes, 25 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -121

 


En las huertas se cultivan hombres deslomados, riñones quejumbrosos, caras sofocadas. Las huertas son el respiradero del jubilado, el soporte vital de quien no soporta la vida desparramada de las aceras. En las huertas el hombre busca el último asidero a la productividad, la razón para salir de casa, el orgullo de poner en la tierra una simiente y sacarla de la tierra hecha una dama. La ecología no entra en el diccionario del hortelano. El sudor es la prueba de su autoestima.

            Alfie Evans fue un bebé inglés al que los médicos dieron por amortizado, apelaron a un juez para desenchufarlo contra el criterio de padres y de algún otro hospital que ofrecía sus servicios. Alfie Evans, ajeno a la burocracia y ética de los vivos, vivió y murió como si supiera algo que los demás ignoramos. Los incrédulos que no creen en la permanencia de lo que no está sometido a transitoriedad, aceleraron sus razonamientos a la hora de darle matarile. Los que sí dicen creer en la posdata, ahuyentaron su muerte como si fuera una condena definitiva e injusta. En cualquier caso, fue la demostración de que un Estado hace el ridículo tomando decisiones sobre la vida de los individuos. Digo ridículo, por no cagarme en su puta madre, porque no la tiene. La naturaleza humana chirría maravillosamente, pero la burocracia que nos imponemos como orden de convivencia, es directamente mutiladora.

            Jorge no tiene huerta. Jorge está en su casa viuda. Jorge está harto de estar sometido a dios, a la ciencia, a los axiomas sociales y al Estado. Jorge toma la decisión de hacerse con las riendas de su destino: abre la ventana de su cuarto, se encarama al alféizar, cuando va a saltar el frío del exterior le paraliza; vuelve dentro de la habitación, coge un abrigo del armario, se lo abotona hasta arriba y se precipita al vacío con la sonrisa estúpida de quien se siente libre por última vez.


domingo, 24 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -120



A esa frase que me asalta en medio de la noche como un despertador resentido, le reto a que sobreviva en mi memoria hasta el alba cuando las letras se ordenan como las primeras aceras. Le reto a que sobreviva después de pasar por el desierto de los sueños que aúpan la confusión. No acepta el reto. Quiere que en cuanto suena, me levante y le muestre vasallaje. Estoy harto de frases megalómanas. Antes me entraban por el ojo hambriento como un cebo de alta cocina. Ya no. Ahora me resbalan por la frente cubierta de una ligera capa de grasa sin penetrar en el cráneo.

 


sábado, 23 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -119

 


Te puedes derrumbar, desplomar, abatir, desalentar, hundir o desmoronar. Pero toma las precauciones necesarias para que no haya un después. Si la historia continúa, solo eres un memo dramatizando una pose. La vida aprieta y tú te ahogas. Las uñas no se cortan un pelo. En el cementerio se pasan las horas muertas. El tiempo pasa volando en los aviones. Las chorradas acuden a tu boca en el momento más inadecuado, cuando la tragedia bruñe el alma del condenado. Los ojos, que son quienes ven, callan. Y la boca, que nada ve, habla.

 


jueves, 21 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -118

 



En otra vida, en la exultante Roma, acudió un antepasado mío como espectador al Anfiteatro Flavio, después llamado Coliseo, a ver al esclavo Sirio que por primera vez fue lanzado a la arena con apenas catorce años para ser carne y sangre del fragor de las masas. Pero dio la sorpresa y salió vivo del envite. Mi antepasado se hizo seguidor de aquel muchacho que dio tardes de gloria al espectáculo de la vida y la muerte sobre la arena. Presenció sus 34 combates. Ganó 21 de ellos, empató nueve, y tuvo que pedir clemencia para seguir vivo en cuatro de ellos. Flamma, que así se llamaba el muchacho, entrenaba nueve horas diarias, seis días a la semana, para manejar con maestría las armas, adquirir destreza física, obtener entereza mental, aprender a matar y morir delante del público necesitado de épica, de honor, de héroes, pero también de sangre derramada que no fuera la suya. Flamma ganó dinero, prestigio y honra como luchador. Cuando él formaba parte del cartel, la ciudad se paralizaba. Cuatro veces le concedieron el rudis, la espada de madera, que implicaba liberarse de ataduras y la consecución de la ciudadanía romana para vivir en libertad como mejor estimase. Flamma renunció las cuatro veces a esa distinción. Él era querido por ser gladiador y a eso se dedicó hasta los treinta años. Su final dio paso a la leyenda. Unos dicen que murió, otros que vivió hasta la vejez con su familia lejos de los focos que no existían. Los gladiadores, antes de los combates, disfrutaban de suculentos banquetes y de la compañía de mujeres hermosas. El premio venía anticipado, por si acaso dejaba de haber luz al final del corredor de la muerte. Algunos de los mejores gladiadores luchaban apenas tres o cuatro veces al año y ganaban más dinero que un legionario romano en batallas durante un año. Pero a la hora de la consideración social no eran más que una prostituta, y su testimonio en un juicio no era considerado válido. Luego llegaron los cristianos. Por la costumbre que tenían de generar revueltas y levantamientos, los tiraron a la arena a morir sin ninguna opción. La noble batalla de hombres fornidos y entrenados, en ocasiones se convertía en una encerrona sórdida. La moral cristiana luchó contra esa lucha lúdica a muerte, contra el morbo de las masas. Hasta que lo prohibieron. Los gobernantes de todas las épocas lo son porque prohíben cosas. Hoy quieren prohibir la tauromaquia o desprestigiar el boxeo. Si mi antepasado levantara la cabeza...


miércoles, 20 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -117

 


Escribir exige silencio y soledad, aunque no tanto como leer. Cuando obtuvo el adelanto de un millón de euros por su próximo libro sobre espionaje industrial, se hizo una operación de estética y huyó del país. Se sospecha que anda oculto en alguna isla del Pacífico leyendo a pierna suelta, sin coger notas ni preocuparse por la documentación. Se sospecha que ha vuelto a la niñez, que ha vuelto a disfrutar de la palabra escrita. Solo lee ficción y ciencia, y las combina. No le interesa la Historia, ni los libros basados en hechos reales, ni en OPAS de ejecutivos salvajes follando con putas de lujo. Está harto de la vulgaridad y del mundo editorial que funciona como una empresa de metalurgia, pero con más hipocresía. Sí, le buscan. No los lectores. Le pusieron una demanda por estafa e incumplimiento de contrato. Le da igual. Nunca le encontrarán. Es lo que tiene el dinero, que a la larga te permite, si no eres ambicioso ni llamas la atención, hacer un corte de mangas al mismo que te lo dio.


martes, 19 de abril de 2022

La danza del espacio infinito -116

 


Cómo pueden criticar al boxeo, a la dulce ciencia de los moratones. No lo entiendo. Qué más se le puede pedir a la evolución que circunscribir y reglar la violencia entre dieciséis cuerdas y un árbitro que ampare la rectitud en el hacer de ambos púgiles. ¿No quieren que el ser humano sea violento? No les gusta entonces su naturaleza. En la tercera fila, una espectadora enardecida por la piel sudorosa de los contendientes, por sus músculos definidos para la acción, se hurga entre los pliegues íntimos en busca de un desahogo. El sexo, la violencia, la muerte, son la salsa picante de cualquier proyecto vital con sentido. El amor y la felicidad son la segunda vivienda, donde se va a descansar. La mujer de la tercera fila es una mística de lo profano, una amante de los dioses caídos. Acude a los combates sola y vuelve a casa acompañada. Ese es su plan para la velada de los viernes. El resto de la semana trabaja poniendo cara de palo en las reuniones de la empresa de logística para la que trabaja como gerente. El boxeo es su placer inconfesado, su necesidad de bajar al instinto para satisfacer la sed. No quiere discutir de ética, sólo quiere ser mujer a su manera, si se lo permiten.