Después de la jodienda de anoche, con esa mujer que vino a recoger lo que era suyo, me entraron ganas de rezar en vez de fumar, de darle a la cópula entre lo tangible y lo intangible. Pero el rezo exige práctica y no supe hacia dónde dirigir mi silencio. Tuve miedo de hacerle daño a alguien en un ojo.
3 comentarios:
No se preocupe usted, D. Luis, por apuntar a un sitio o a otro, que la oración cuando te da en un ojo no hace daño, aclara la visión. Así que “dispare” usted sin miedo que Alguien escucha sus silencios.
Me adhiero a lo que dice Interruptor, me ha leído el pensamiento. Dispare, que ojalá fueran así todos los disparos.
Simpatica mujer, ya quedan pocas asi...
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