Esta noche miles de venusianos de un suburbio de la sección
57 del hemisferio sur se han despertado con un imprevisto y desconcertante
acontecimiento en sus cielos. Muchos hablan de ovnis, de terrícolas con gordas cabezas y caras de cristal, como hinchados, y con jorobas exageradas. La segunda piel,
según los testigos, era reflectante. El resto de la población escucha las declaraciones convencida de que su mundo se está volviendo loco, que al
venusiano medio se le va la olla, o que el aburrimiento le anima a inventar
historias de ciencia ficción con visitantes terrícolas como protagonistas. Todo el mundo sabe que ese planeta azul está despoblado de vida inteligente. En él solo hay basura y restos orgánicos de seres primarios incapaces de no
matarse entre ellos. O al menos eso dicen las tertulias del más allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario