Si hablas desde tu hogar permanente de silencio, las palabras se comportan como alimentos frescos que son ingeridos en ese mismo instante. Si se intenta guardar esas palabras en la mente, se comportarán como alimentos envasados, congelados, a la espera de ser consumidos. Su gusto será insípido y sus propiedades alimenticias desaparecerán.
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