El amor no es lo que piensas que es. El amor no es pensar. El amor es no pensar. El amor no discierne formas ni tiempos de aparición. El amor no se dirige donde quiere porque nada quiere, sino que se expande sin control ni intención. El amor es una fragancia que no se extingue y que está disponible en la proporción que cualquier olfato necesite y sea capaz de inhalar. El amor no aplasta, invita. El amor no posee, se desprende de sí y así aumenta. El amor no ama a otro, no hay otro, ama al si mismo. Su ensanchamiento ilimitado es su profundidad sin fondo. Tú y yo no somos amantes. No existe tal cosa como "tú y yo". Tú y yo somos el mismo: el amor.
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