jueves, 14 de abril de 2022
miércoles, 13 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -113
Me gusta escuchar las composiciones del italiano. Son la ausencia de la música interrumpida al final por aplausos. Me gusta la ausencia, lo que está a punto de desaparecer, lo que apenas asoma y ya se ha extinguido. La música, por mucho instrumento de percusión que la plasme, es un poco eso, extinción demorada, cera en los oídos intentando recordar lo que se ha ido. La música no ofrece respuestas, sí pausas, tan necesarias. La música enseña a respirar, a conducir despacio por el tiempo, a relativizar la actualidad. Me importa una mierda el comunismo revolucionario de Luigi Nono, y a su música también. Pero él no lo sabe. Qué le vamos a hacer. La música es un animal de compañía que se ha soltado de la correa y no reconoce amo. ¡Sigue componiendo y calla, por favor! Tus pensamientos estropean el sonido. ¡Calla y deja a la ausencia hacer su trabajo!
martes, 12 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -112
Lleva ocho días seguidos lloviendo y nevando. No puedes detenerte en la calle a charlar con los vecinos, con los amigos, con los inmigrantes multiculturales. Y la verdad, así está mejor. La misantropía es la única actitud inteligente de quien se conoce a sí mismo. Si los demás son la mitad de impresentables que un servidor, no merece la pena intercambiar usos y costumbres. Los conflictos surgen de compartir espacio limitado con personas con las que no tienes nada en común ni lo vas a tener. Que cada cual despeje su propio camino hacia el cementerio. Siempre, sin excepción, se toma el nombre de dios en vano. El motivo, es que cuando hablas de dios no sabes ni de qué hablas. Por eso es obligatoria la minúscula. Se debería escribir dios con hache muda intercalada, que no sorda. Las nubes siguen descargando sin mirar dónde ni sobre quién. Ellas están aquí antes que nosotros, tienen sus derechos de usufructo. Huir de la ciudad es un acto de salud mental. Huir de personas que se entusiasman con ilusiones y expectativas varias, que se deprimen acto seguido por esas mismas ilusiones y expectativas frustradas, es un descanso para el alma. La estupidez se contagia si quieres conectar con el estúpido. Así que si no te crees invencible a ella, huye. La naturaleza es tremenda, pero honesta, sin dobleces. La necesidad de ver a lo lejos, de tener una porción enorme de cielo, de agacharte para recoger de la tierra lo que vas a comer, es tan grande que si no huyo de la ciudad y de sus habitantes voy a morir asfixiado. La historia, la tuya y la mía, van por dentro. La de fuera tiene un final asignado, vulgar, indiferente para el resto del universo ajeno. Sigue lloviendo.
lunes, 11 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -111
La noche se va torciendo como leche cortada, separándose el suero de la proteína. La noche es de pasos lentos, de horas opiáceas, de bombillas crepitantes, de cortinas amarillas que no soportan un lavado más sin hacerse jirones. La noche es de cenizas que se escapan de su urna funeraria, de fotos sin fecha, de amores con los que no pudiste cumplir. La noche te aboca a la lectura de un libro estúpido. Cualquiera aprende de libros inteligentes, pero solo los inteligentes sacan provecho de un libro insustancial. La noche cabalga sola y su trote cansino retumba en los oídos de los huérfanos. Abres el libro por la última página. Da igual dónde busques el tesoro cuando lo llevas dentro. La noche es materia oscura, es agujero negro, es una mina derrumbada, es el silencio que aprovechan los objetos para comunicarse. Mira esa taza cómo se ríe. No hay lecturas obligatorias, ninguna. Suspende a quien lo crea, sospecha de quien reseña. Te gustaría escribir blanco sobre el fondo negro de la noche. Pero por favor, no escribas poesía, que la falta de talento en poesía acaba con fatalidad y patetismo. Escribe la lista de la compra para mañana y hazlo de forma honesta. Con eso basta. La posteridad es esa taza, se reirá de lo pasado o lo aplastará como un rodillo. Te entran ganas de mear, te levantas del sillón, no llegas, lo sabes, pero no te das prisa. Es de noche, no hay prisa ni para morir. Te la sacas y meas por el pasillo. Ya lo lamerá el gato. Te viene a la cabeza una expresión que en ocasiones has oído en la radio a comentaristas deportivos: "se masca la tragedia". Qué enfáticos. Ver a una primera dama mascando chicle sí que es trágico. La noche es solemne, exige respeto, maneras.
sábado, 9 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -110
Los que habéis pasado más horas en un coche parado que circulando, sabéis de lo que hablo. De la espera, del acecho, de dormir en la calle, del divorcio, de la soledad y la pobreza trajeada. En el coche se malvive aguardando volver a tu vida. En la guantera encuentras medio sándwich, en el maletero ropa apelotonada y zapatos viejos, en el asiento de atrás un periódico gratuito y envases de comida preparada. Cuando el techo del coche es lo que te protege del miedo, cuando ese habitáculo es tu caparazón hasta que amanezca, cuando realizas tu higiene en el lavabo de una cafetería... sabéis de lo que hablo, sabéis la de veces que hemos protagonizado Lo que el viento se llevó con un énfasis de estrella: "A Dios pongo por testigo de que no lograrán aplastarme, viviré por encima de todo esto, y cuando haya terminado nunca volveré a saber lo que es pasar hambre, ni yo ni ninguno de lo míos, aunque tenga que estafar, que ser ladrona o asesina. A Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre". El coche, que hace tiempo que no arranca, parece rugir enardecido.
viernes, 8 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -109
Rubén acaricia a los perros y ayuda a los ancianos con las bolsas del supermercado. Rubén trabaja a tiempo parcial reponiendo máquinas de bebidas en aeropuertos y estaciones de tren. Rubén cuida los fines de semana de su padre inválido y amargado. Rubén parece un hombre gris dispuesto a desaparecer sin hacer ruido en las mentes de los demás. Pero Rubén da miedo. Su mirada húmeda a veces parece ver cosas donde no las hay, sus frases son carámbanos punzando una conversación, su andar es torcido y sus paradas son preámbulo de tormenta. Rubén acepta encargos. Por cien mil consigue que parezca un accidente. No suele hablar de sus encargos, pero sé que los hace y que cuando acaba la faena me llama para tomar un café americano y una copa de coñac. Hablamos de la NBA, de fútbol americano y de las series de la cadena HBO. Rubén, cuando ha liquidado a algún tipo, da menos miedo. Parece más tranquilo, como si se hubiera tomado la medicación. Rubén tiene una casa de dos plantas a las afueras de la ciudad. Su padre hizo dinero. Un día me contó que por las noches coge un libro de novela negra y según va pasando las hojas, las va arrancando y tirando a la papelera. Cuando llega al final, ya no queda más que la cubierta y la contracubierta. Cuando lee asimila y destruye a partes iguales. Lee por enriquecer las posibilidades de su segundo trabajo, por inspirarse. Y no deja huellas. En ocasiones mete la cabeza en la bañera llena de agua hasta el borde. Juega a ver qué se siente justo antes de dejar de sentir. Lo hace también por trabajo, para recabar información. Rubén da mucho miedo si lo piensas bien, pero cuando estoy con él me trasmite tranquilidad, como si supiera algo que los demás ignoramos. Rubén es como un enterrador que no pudo enterrar a su mujer cuando murió en un incendio provocado por un extraño. Rubén elimina desconocidos tras petición formal. Asombra la cantidad de personas que necesitan quitarse a alguien de en medio. Hay más demanda que oferta. Y Rubén cobra como dios manda, sin IVA. Rubén es bueno en lo suyo, en reponer bebidas de las máquinas y en lo otro. Tiene dos móviles, claro. Tiene dos identidades, por supuesto. Yo solo conozco a Rubén, el hombre que pasa las noches en vela.
jueves, 7 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -108
Dietistas y nutricionistas surgen por doquier cuando la gente no pasa hambre. Ahora comemos alimentos antioxidantes, con vitaminas y minerales que reducen el colesterol y te ponen la polla como el mástil de un velero. Hoy comer es una experiencia religiosa, una performance de cubiertos, un truco de magia del cocinero de turno. En resumen; una trola. Tenemos preocupaciones sofisticadas, pero el instinto animal me suda por cada poro. Cuando me invitan a una demostración sobre los beneficios de un robot de cocina, me entran ganas de matar sin mirar a quién, pero como dan un jamón si vas acompañado de una pareja, pues tiro de la aplicación "follamigos" y al hotel de turno a escuchar la charla publicitaria. La chica me mira raro porque no subimos a una habitación, y yo miro raro al jamón, el conferenciante se mira a sí mismo y sonríe. Ningún dietista ni nutricionista se mete con el rey de la dehesa española. Salimos de la conferencia, pienso que necesito una buena botella de vino para acompañar. Mi pareja ocasional gira en la esquina de la calle y se aleja sin despedirse. No estaba preparada para un acto social de esta índole.
miércoles, 6 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -107
Aunque no todo hombre muerto es libre, sí todo hombre libre está muerto. Juanjo es un conocido de hace años, en su juventud empezó a beber hasta convertirse en alcohólico, o al revés, no sé. Juanjo se emborrachaba a diario bebiendo menos alcohol que el resto de la cuadrilla. Juanjo era formal, trabajador y siempre educado. Nunca en sus ebriedades faltó el respeto a nadie. Era un borracho muy peculiar. Solo hablaba un poco más de la cuenta, pero no era molesto ni para taberneros ni para la parroquia de los bares. Solo se hacía daño a sí mismo. Juanjo ha estado los últimos tres años sin probar una gota, según cuenta. Sobrio se presenta igual de caballero, pero con la inteligencia más despierta. Hoy me lo he encontrado sentado en una silla de una terraza en un barrio alejado de nuestra zona. Estaba doblado, con la cabeza entre las piernas, con una copa casi llena sobre la mesa de plástico. Le he dado un toque en el hombro, ha levantado la cabeza y me ha saludado tranquilo, con media sonrisa y los ojos cansados. Ha hecho una mueca, como diciendo: <<ya ves, no ha podido ser>>. No le he dado la monserga y me he despedido dejándolo con sus cosas. Por qué concebimos como fracaso cuando nos damos por vencidos, si ese bajar la guardia nos produce una paz inefable, dilatada, venturosa. Quién nos carga la mochila de ser héroes, de exigirnos una respuesta solvente cuando estamos hechos para la derrota, cuando asumir la caída es lo único que la desarma y nos relaja.
martes, 5 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -106
Por lógica, un cerebro no está capacitado para repararse a sí mismo cuando se estropea. Por lógica, no deberíamos hacernos daño a nosotros mismos. Pero qué sería la vida sin contradicciones y paradojas. El siete positivo tiene el mismo valor que el siete negativo. Lo verdadero el mismo que lo falso, lo bueno que lo malo. El mismo valor. Después entran en juego otras consideraciones. La tragedia viene de la mano de la épica, la poesía del desconcierto. Si está completo, el axioma no es consistente, y si es consistente no está completo; los dos teoremas de Gödel sobre la incompletitud. Uso incompleto para explicar la intuición que tuvo. Por muy hermosa que sea una poesía, una teoría, no significa que sea verdadera. La verdad es lo que es, no lo que imaginas que es, no lo que piensas que es. En ocasiones, lo que es nos desborda y nos sobrepasa hasta el punto de que lo negamos o lo ignoramos. Eres igual a ti mismo, pero no siempre. ¿Cómo? Así están las cosas de resbaladizas y paradójicas. Pero no tengas miedo, lo auténtico sobrevive a las contingencias. Aunque en el universo nadie te esté mirando, te sientes observado. Tenemos tanta necesidad de un referente exterior para la perspectiva, que sin él estamos condenados al error y a la antropofagia. El orgasmo dura un tiempo muy reducido en comparación al esfuerzo físico necesario para llegar a él. El éxtasis habla de lo eterno, la manipulación física habla del sufrimiento del desterrado en busca del paraíso perdido. Nuestro drama hace sonreír a la Nada. Dicen que Gödel murió de inanición por miedo a que le envenenaran la comida. Me cuadra esa paradoja. Somos así, geniales e idiotas, sublimes y vulnerables. Hemos descubierto una galaxia muy lejana, y al tiempo de ser descubierta nos informan de que ya no existe. Somos así. Gödel probó la existencia de dios con argumentaciones lógico-matemáticas basándose en un razonamiento ontológico previo de San Anselmo de Canterbury. Ahí queda eso, hasta dios mira ojiplático. La verdad necesaria es la única que no está sometida al azar. Se me caen los párpados. Mi cuerpo está en fase de recargar baterías. Voy a conectarlo con los sueños. Hasta mañana.
domingo, 3 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -105
Tanto el paparazzi como el sicario se escudan diciendo que es su trabajo. Las reglas claras, y barra libre para joder al vecino hasta que reviente. El precio es flexible, casi tanto como la ética. Las profesiones son un invento para colocarnos en un recinto social. Puedes salirte, pero entonces te reconocerán por tus cartones, tus mantas en el cajero, tu mugre, por el perro pulgoso que te ha adoptado. Distinguimos a los demás por su traje, por su buzo, por su smartphone, por su cartera, por su botiquín, por su arma, por su cámara, por su calzado, por su bata, por su gorra, por su casco... El eterno esfuerzo perfectamente inútil. El hombre es un uróboro bípedo. Somos personajes secundarios, todos, sin excepción. Y la obra, es más o menos lustrosa, pero sin espectadores fuera de este planeta que nos vean extinguirnos para mayor gloria del absurdo. El mito de Edipo es entrañable. Vas a matar al padre y te enteras que no era tu padre. Ese señor con las zapatillas de felpa que te daba desde su sofá más directrices que un consejero delegado, tenía un ADN irreconocible para ti. Te lanzas a la búsqueda de ese derramador de semen que perpetró el diseño de tu nariz (propia de un catador colombiano de cocaína), localizas su última dirección en una pequeña y vulgar villa con burdel y Mercadona a las afueras. Pero te informan de que murió el año pasado. ¡Colgado de la brocha, sin padre al que matar! Y claro, matas a todos los demás aunque no sean padres. Qué más da a estas alturas. Un mito es un mito, un trabajo es un trabajo.
sábado, 2 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -104
Vengo de un lugar donde no llega el escupitajo de una estrella muerta, donde los hombres mueren antes de caer del caballo, donde la puta gana más dinero que el licenciado, donde las charcas nos suministran ancas de rana, donde la mayor felicidad es deponer un excremento de novecientos gramos después de cinco días de estreñimiento con una dieta de plátanos, arroz y ortigas. Vengo de un lugar donde hay muros que provocan miopía, donde la basura espacial cae sobre las cabezas, donde todos los números son primos, donde nadie se fija en su camino. Vengo de un lugar del que si escapas te conviertes en estatua de sal, donde solo los borrachos tienen el privilegio del sueño, donde nos tragamos las humillaciones porque sabemos que el tiempo de la venganza está cerca. Vengo de un lugar donde nos presentamos voluntarios para tratamientos experimentales de enfermedades incurables, donde empadronamos a los muertos y nos olvidamos de los vivos. Vengo de un lugar del que no habrás oído hablar.
viernes, 1 de abril de 2022
La danza del espacio infinito -103
Hemos caminado tanto y tan rápido de manera errática, que cuesta mucho ponerse en contacto con la universalidad, con lo que de ella hay en nuestro interior individual. Cuesta mucho superar la ley social de la moral sin caer en la inmoralidad. Cuesta no sentirse culpable. Cuesta transferir a otro el papel de ser fundamental. Tendemos a darnos importancia desde la menudencia, antes que ceder el protagonismo al ser que nos traería de vuelta la relevancia. Cabeza de ratón antes que cola de león. Y llamamos rugidos a nuestros agudos chillidos.
jueves, 31 de marzo de 2022
La danza del espacio infinito -102
Alonso cree que tenemos la manía de humanizar (lo que nuestra mente condicionada entiende por humanizar) lo que nos rodea, desde los animales de compañía hasta a dios, sin dejarnos nada por el camino. Y es que en este planeta sabemos que no tenemos rival. Y claro, nos venimos arriba. Un pueril antropocentrismo que al contrario de lo que pretende, solo consigue frustrarnos.
Alonso ha visto una foto sacada por el astromóvil "Curiosity" de paseo por la superficie de Marte. El objetivo de su cámara se dirige al espacio exterior marciano. En él se aprecia una difusa avellana grisácea que es la Tierra, donde desarrollamos nuestros dramas. No, Alfonso no quiere cebarse con la manida apreciación de que somos insignificantes. Somos lo que somos. Ni el centro del universo ni una criatura desdeñable. Le interesa el punto de observación. No tenemos mucho más. La realidad no se deja aprehender por completo. Sabemos que el observador influye en lo observado, y por lo tanto nuestra apreciación parcela la realidad. Así que nuestros ojos se abren como platos cuando miran al universo al que pertenecemos y en el que estamos incrustados. Dudar de lo observado es señal de inteligencia. Alfonso se pregunta cuántas de las criaturas inteligentes que merodean por esas galaxias de dios, son capaces de pensar que su observación del universo es tan limitada como lo es el Empire State Building para una hormiga. Se plantea cuántas de ellas son capaces de salirse de sí mismas para no sólo observar, sino también ser conscientes de que pueden ser observadas, capaces de ponerse en el lugar del otro, de cambiar su punto de observación, con lo que eso conlleva: ponerse en entredicho.
miércoles, 30 de marzo de 2022
La danza del espacio infinito -101
Sujeto a las cuerdas como un espantajo, con la cara avolcanada, la guardia baja, los calzones caídos, la mirada drogada, los pies sin ritmo para bailar, espera el definitivo golpe que le rompa por dentro. Por fuera ya no siente el dolor, está entumecido. El próximo golpe, nada más hay en su agenda. Recibir el castigo que cree merecer, que necesita recibir para saldar deudas de las que su contrincante es ajeno. Un golpe que no llega. El púgil que va a ganar por nocaut no se decide. La compasión consiste en rematar el combate lo más rápido posible, pero no termina de ejecutarlo, se le queda mirando perplejo, como intuyendo una anomalía. Desde los dos rincones le gritan que acabe ya, que no alargue el suplicio. Se abraza a él, le susurra al oído que le pegue una vez, que ponga algo de resistencia o la gente se sentirá estafada. Él también se sentirá defraudado. Necesita recibir un golpe para no parecer un abusón de escuela; aunque sea uno flojo en el costado, un signo de arrojo por su parte, algo que le permita responder con el golpe final para hacerle caer de las cuerdas como higo maduro. Desde un submundo inconsciente él perdedor parece entender lo que le pide su rival, y levanta un guante hasta la cintura. El golpe que asesta es mortecino sobre la zona lumbar izquierda. Del mismo esfuerzo realizado en el movimiento, se desestabiliza y cae ante la impotencia del púgil vencedor, que se queda sin lanzar el esperado puñetazo para los flashes. Fin del combate. No hay gloria para nadie en la fatalidad.
martes, 29 de marzo de 2022
La danza del espacio infinito -100
La pobreza ha sido su principal factor de riesgo para caer en la enfermedad. La enfermedad lo ha empobrecido y limitado en sus expectativas. En ese círculo maldito entre pobreza y enfermedad, su mundo se ha estrechado hasta apenas poder pasar. Con el desgaste, se ha convertido en un incapacitado emocional, mezquino y peligroso para el estado de bienestar en el que viven sus vecinos. No puede quitarles el dinero ni la salud, pero puede quitarles la vida. Y es su objetivo. Morir matando. Los absolutos no tienen competencia en esta tierra. El amor, la compasión, la caridad, la felicidad, la justicia...palabras para que jueguen con ellas los cínicos. El chico de enfrente anda por los treinta y pico de cigüeña. Trabaja en una fábrica de montaje de coches; buen sueldo, buena salud, buena persona. Su mujer, de la misma edad, trabaja de administrativa; buen sueldo, buena salud, buena persona. Tienen dos hijos: uno de seis años y otra de cuatro. Guapos, buenos chicos, buena salud. Nuestro hombre pobre y enfermo cruza el rellano, llama a la puerta, la mujer abre, le dispara a bocajarro, luego se adentra en la casa en busca del marido y hace lo mismo. Con los niños no se detiene porque quiere que llegue el silencio cuanto antes. Con la escena inmóvil regresa a su piso cuarteado y se pone a fumar mientras espera a la policía. Unos minutos en que paladea algo cercano a la paz.