Todas
las especies acaban extinguiéndose. La humana no será una excepción, por
engreída que sea. El reciclaje máximo. Hemos pensado que la evolución acaba en nosotros.
Qué papanatas. Pensar se nos da bien, quizá demasiado. Sentir se nos da peor.
Cuanto mayor es el consumo de antidepresivos, más aumentan los casos de
depresión grave. Algunos viven con ella de forma crónica, escondiéndose del
terror y de la ansiedad que se revisten de mil formas distintas. El paciente de
melancolía sufre una tormenta devastadora en su cerebro de la cual no tiene
manera de guarecerse. Unas nubes borrascosas se instalan en su frente
incapacitándole para actividades comunes, relaciones sociales o pensamientos
constructivos. Una tormenta de rayos, agua, pedrisco, vientos huracanados y
desolación. A veces llega la calma el tiempo suficiente para que te parapetes
ante la siguiente acometida. El desequilibrio químico, emocional y racional
convierten al individuo en un pelele que solo ve salidas drásticas como la de
muerto el perro se acabó la rabia. Mi consejo es no luchar, mejor
adentrarse en el epicentro de la tormenta y solazarse lo más posible en él. Sí,
mostrarle que estás dispuesto a aceptar la locura como estado interior y
permanente. A veces el bicho huye ante semejante osadía. Las luchas por
mantener el estatus anterior se pierden todas. El alcohol desmedido, el sexo
compulsivo, las actitudes depravadas, infligirse dolor físico, el exceso como
arma arrojadiza, pueden hacerte recobrar durante tiempo limitado un relativo
estado de adormecimiento, Pero el bicho está ahí: acurrucado, engordando,
acechando para volver con más fuerza. Ante el dolor de la mente, ir de frente
dispuesto a morir en el choque, como si te sintieras cómodo en él, sin
rechazarlo, respirando sereno, rendido. Repito, a veces el bicho huye. Y si no
lo hace, al menos has tocado fondo. Ya está. Se acabó el descenso interminable
a los infiernos. El espíritu puede volar en cualquier circunstancia, incluso en
la cadena perpetua de la noche oscura. Que nadie te ame, no impide que tú
puedas amar.